32: Liberar a la bruja

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Adara

Alguien respira en mi oído, escucho mi nombre, así que abro rápido los ojos. Cuando me siento de manera abrupta y reviso quién está cerca, no encuentro a nadie. Ahora me siento mejor, ya no estoy tan débil. Me levanto de la cama, pero cuando salgo de la habitación, no me marcho de la casa, pues oigo unos sonidos provenientes del sótano. Las sombras me guían, entonces al bajar me encuentro con Cainán y Akil.

Planeaba irme, no iba a poder evitar salvar a la chica, sin embargo, tuve el impulso por aquellas sombras que parece que me arrastran y me persiguen. Corro hasta la muchacha mientras expreso mi miedo, entonces la desato. Me inclino a pararme, luego observo a los dos demonios, los cuales charlaban como si nada.

—¿Si saben que estoy en desacuerdo con estas prácticas? —consulto.

Me siento bastante revitalizada, por alguna extraña razón.

—Es notable, eres policía —acota Cainán con el habitual gesto de póker de A—. Aunque eso no hará que deje de hacerlas.

—¿Y dices estar enamorado de mí? —Enarco una ceja, luego observo a Akil—. Y tú eres una decepción.

El castaño evita reírse, mientras el pelinegro sonríe.

—Gajes del oficio —sugiere mi ex.

—Eso no es excusa, Akil.

—Es mi trabajo y soy un demonio.

—Híbrido —lo corrige Cainán, para molestarlo, sin embargo, el burlado no reacciona a su acotación despectiva.

—Más demonio que ángel, pero sí.

—¿No tienes otra cosa que hacer? —El castaño se gira por completo a mirarlo de mala manera—. Este asunto es entre Adara y yo. Además, estás en mi casa.

—Querido compañero. —Mantiene la sonrisa—. No hay razón para estar celoso y enojado, estamos todos en el mismo barco.

Miro a la bruja detrás de mí, que permanece callada, escuchándonos. Su rostro está empapado en lágrimas y su cabello rubio se ve desarreglado, por todo lo que ha tenido que pasar. Seguramente, se encuentra esperando el momento oportuno para huir. De hecho, yo también lo estoy haciendo, solo me preocupa que Cainán pueda oír los latidos de mi corazón nervioso o percibir mis malditas emociones. Voy en desventaja desde que me introdujo ese bicho en mi cuerpo.

—¿Lo estamos? —Sigo la conversación mientras veo cómo Cainán está cada vez más enojado con Akil, incluso aunque no pueda herirlo por sus escudos.

Suena descabellado, pero es lo normal en Norville.

—Deberías irte, Akil —sugiere el demonio completo—. Hasta Adara sabe que no saldría nada bueno de nuestra participación.

Tengo que hacer que Cainán no se dé cuenta de mis sensaciones, la mejor opción es que piense que estoy de su lado. Aunque también tengo que descubrir cómo hacer que liberen a la bruja.

Suspiro.

—Lo único que quiero saber es si van a dejar ir a Indivar. —Establezco un vínculo con la supuesta víctima al mencionar su nombre.

No hay que olvidar que me metieron algo en la bebida, sin embargo, no sé cuál de las dos hermanas fue. Sin contar que no vamos a ser igual que ellas, al menos yo no me voy a comportar como un ser sin corazón.

—Adara, ella te... —me recuerda Cainán, pero lo interrumpo.

—No lo sabemos, y aunque fuera así, no me voy a comportar como una persona cruel, estas cosas se resuelven en la justicia. No condenaremos a nadie sin siquiera un juicio.

Tú y yo paranormalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora