Capítulo 19

1.5K 143 5
                                    

No le temo a la oscuridad, sino a lo que puedo encontrar en ella.

La oscuridad me persigue constantemente en estos últimos días, y presiento un ligero aire de miedo en mi interior. Qué encontraré cuando la oscuridad me consuma? Simplemente dejaré de existir o mi alma seguirá vagando en este mundo sin sentido? Existe un cielo? Iré en él?

Son preguntas sin respuestas, y cuando las obtenga ya será tarde para analizarlas. Son preguntas que nunca podrán ser respondidas al cien por ciento de veracidad, por un ser humano. Nacemos, crecemos, nos confundimos, experimentamos, nos enamoramos, nos decepcionamos, malgastamos el tiempo, tenemos sexo sin amor, descuidamos a los verdaderos amigos, los perdemos, nos casamos, tenemos hijos, vivimos para ellos, envejecemos, nos dejan en un asilo, y finalmente morimos. Es solo un ejemplo de tantos con respecto a la vida del ser humano, sin embargo, están las personas como yo, que no se permiten llegar a la vejez, y nos entregamos voluntariamente a una muerte prematura.

Mis párpados se sacuden ligeramente y poco a poco mis ojos se asoman tras mis largas y oscuras pestañas.

-Buenos días! -me saluda una voz.

Parpadeo unas cuantas veces para entrar en razón y cuando volteo, puedo ver a un radiante y descasado Jaden. En definitiva, creo que sus mejores momentos son por las mañanas, cuando tiene el cabello alborotado, la ropa desaliñada, la piel renovada y ese brillo en los ojos que solo tiene cuando está contento.

-Buenos... -bostezo -días -termino y no puedo evitar reír.

Él también ríe y es inevitable parar a contemplar su esplendorosa sonrisa. Comienza desde la comisura derecha de sus labios y se va ampliando hasta separar sus labios y dejar al descubierto la sonrisa más angelical del mundo.

-Me parece que has dormido bien -espeta él sacándome de mi ensimismo.

Le sonrío y asiento.

-Acaso me has estado observando mientras dormía? -pregunto con una falsa sorpresa.

-Sí -admite sin culpa -Por cierto, roncas y babeas por toda la sábana! -exclama divertido.

Se me escapa una carcajada llena de vida y le doy un leve empujón en el hombro.

-Yo no ronco! -espeto entre seguidas carcajadas.

-Está bien, lo que tu digas -dice poniendo los ojos en blanco mientras no deja de sonreír.

Seguimos hablando por un rato más, mientras ambos reímos continuamente. Esta es en definitiva, la mejor mañana de mi vida. 

Hasta que mis ojos bajan a su brazo vendado. Inmediatamente frunzo el ceño y un sentimiento de culpa y tristeza se apodera de mi interior.

-Lo siento -susurro.

Él se percata del motivo de mis disculpas y sus ojos se contraen en una expresión llena de ternura auténtica.

-No pasa nada -dice y me estrecha en sus brazos.

Sus brazos se han convertido en mi lugar favorito, justo el lugar en donde acomodo mi cabeza y puedo escuchar perfectamente los latidos constantes de su corazón.

-Yos, es tiempo de ir al colegio -me susurra al oído.

Gimo en señal de protesta y él sonríe.

En cuestión de minutos, ya hemos desayunado y estamos montados en su motocicleta, dirigiéndonos al colegio. Como es de costumbre, voy aferrada nuevamente a su cintura.

Cuando aparcamos frente al colegio, Jaden me ayuda a bajar con cuidado.

-Estarás bien? -me pregunta con preocupación.

MI BOSQUEWhere stories live. Discover now