Capítulo 41

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La apariencia es sólo una máscara para poder convivir con la sociedad.

Es realmente agobiante darte cuenta de que las personas que querías, admirabas y en quienes confiabas, nunca fueron las personas que aparentaron ser.

Me produce un gran dolor en el pecho darme cuenta de que todos vivían engañándome, burlándose de mí.

Se me hiela la sangre al escuchar las palabras de Jaden que logran penetrar mi alma, y se aferra a mi sentidos.

-De qué estás hablando? -pregunto asustada, pero más que nada, dolida por haberme ocultado semejante información.

-Lo que escuchaste -me afirma mientras baja la mirada -Ni siquiera soy capaz de mirarte a los ojos. Soy un monstruo.

Acaba de insinuar que le importo tanto que le preocupa hasta lo que pueda pensar de él?

Me levanto de la cama y doy unos pasitos hasta quedar frente a él. Ni siquiera alza la mirada, está claro el auto desprecio que de tiene en este momento.

-Mírame -le ordeno.

Mi tono de voz debió ser más duro de lo que era mi intención que fuera, porque de inmediato él alzó la mirada y la clavo en mis ojos. Sus ojos estaban llorosos, creo que este era un pasado del que no hablaba hacía tiempo.

-No sé como ocurrieron las cosas, necesito escuchar la historia antes de juzgarte. Pero lo que sí puedo asegurar es que no eres un monstruo, quizás en un pasado lo llegaste a ser, pero ahora, no te acercas ni un poco a ese adjetivo.

Se quedó observándome, manteniendo sus ojos clavado en los míos, inspeccionando mi alma a través de ellos.

-En serio quieres saber la historia? -preguntó con la voz quebrada.

Asentí y él me sujeto de la mano para luego guiarme hasta estar sentados en la cama.

-Antes que nada -empezó -Solo quiero que sepas que eres lo único que mantiene de pie y que yo jamás te haría daño -instintivamente se me erizo el vello de todo mi cuerpo -Jamás.

Será tan mala esta historia? Realmente quiero los detalles de cómo Jaden mató a su padre? Realmente quiero hablar sobre “padres" en este momento?

Tomé mucho aire y me preparé para lo que venía.

-Mi padre se llamaba Bruno Syres, fue el peor hombre que conocí en mi vida -se puso tenso de inmediato -Nunca fue un buen padre. Desde el momento en el que supo que yo estaba en camino, hizo de todo para que yo no naciera. -tenía la cabeza agachada mientras hablaba, pero en ese instante clavo sus ojos en los míos -Empujó a mi mamá por las escaleras para que yo no naciera. Quiso matarme desde que se enteró de mi existencia.

Oh, Jaden! Sus ojos se cristalizaron y una lágrima solitaria bajó por su mejilla derecha. Verlo así hizo que mis ojos también se cristalizaran.

-Jaden yo...

Hizo un gesto con su mano para que no dijera nada. En otro momento lo hubiera golpeado por callarme, pero no ahora, no ahora que sacaba a flote su pasado. Así que lo dejé continuar.

-Siempre fue así desde que tengo memoria. Golpeaba a mi mamá constantemente. -hizo una mueca de dolor, evidentemente recordando -Siempre que venía del colegio lo encontraba gritándole a ella, y luego la golpeaba con tanta fuerza que en la primera ya estaba sangrando. Siempre fue así. Tenía miedo de llegar a casa, porque cada vez que ponía un pie allí, estaba él y un cinturón esperándome. No importaba que yo no haya hecho nada malo, él necesitaba desahogarse, y lo hacía conmigo.

Cerré los ojos con fuerza para evitando imaginarme a un Jaden pequeño siendo testigo de eso y viviendolo en carne propia.

-Un día, cuando tenía quince años... -empezó a temblar -Golpeó tan fuerte a mi mamá que ella quedó inconsciente, y sin embargo él no dejaba de golpear su inmóvil cuerpo. -sin darme cuenta el rostro de Jaden yacía húmedo de tantas lágrimas -No podía dejar que la golpeara así, sin piedad, rompiéndole todos los huesos de su frágil cuerpo.

-Jaden, no tienes que seguir...

-Se veía tan pequeña -continúa ignorando mis palabras, como si estuviera envuelto en sus propia burbuja de recuerdos -No lo pensé dos veces y encaré mi padre. -frunce el ceño con odio -Le di un puñetazo en la nariz.

Extendí una mano para sujetar la suya pero él me apartó y se levantó y empezó a caminar por la habitación nervioso.

-Agarré una silla y se la estrelle por la cara -está evitando mirarme a los ojos -Cayó al suelo por el golpe y yo seguí golpeándolo con la silla -me asusta la manera con la que presiona sus puños con rabia -No me importó ver sangre en todo su cuerpo! -exclamó golpeando la pared con sus nudillos que se tornaron rojos, casi morados, por el golpe.

Me levanté de un brinco. Nunca lo había visto tan enojado y lo admito, me da mucho miedo que hasta mis rodillas están temblando.

-Le dije que nunca volvería a tocar a mi madre -su respiración se ha vuelto agitada y no sé porque tengo la sensación de que se las quiere desquitar conmigo -Mierda, Yos! -grita -Agarré el cuchillo y desgarre su piel! Desfiguré su rostro! No se merecía nada menos... Le abrí el estómago con un solo movimiento!

Bueno, si antes tenía miedo, ahora ya entré en pánico.

-Y sabes qué? -preguntó sonriendo a pesar de las lágrimas -No me arrepiento. Y lo volvería a hacer!

Sus gritos solo hacen que me sobresalte más y mi corazón a tomado un ritmo desesperado.

Veo la puerta de salida y cuando Jaden vuelve a voltear para golpear la pared, veo la oportunidad perfecta para escapar.

Corro hacia la puerta.

-Qué haces?! -me sorprende sosteniéndome del brazo. Pero sin hacer fuerza.

-No quiero estar aquí -empiezo a temblar nuevamente y me lleno de adrenalina -No quiero estar contigo.

Abre los ojos como platos tras escuchar mis palabras. Parece dolido, pero no volveré a quedarme con un psicópata en una habitación a solas... No otra vez.

-Jaden, suéltame! -le grito.

Se queda petrificado observándome con esos ojos que me traspasan el alma.

“No. Él está loco."

Me libero de su agarre de un tirón.

Lo miro a los ojos y lo único que veo es miedo. Él tiene miedo?

Abro la puerta y él vuelve a intentar agarrarme con delicadeza.

-No! -le grito y sin darme cuenta de lo que hago lo empujo con ambas manos y él cae al suelo.

No es posible que haya caído por mi golpe, él mismo de ha dejado caer abatido.

-Yos... -dice con la voz quebrada tratando de aguantar los sollozos.

No lo dejo terminar. El miedo que recorre por mis venas no me deja pensar en otra cosa que no sea en sus manos golpeandome, no... No son sus manos, son las de mi padre. Sin embargo, no dejaré que algo así se repita.

Salgo de la habitación y cierro la puerta de un portazo, corro hasta el baño y la cierro con seguro para luego derrumbarme en el suelo y sollozar desconsoladamente.

MI BOSQUEWhere stories live. Discover now