Capítulo 39

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El dolor del alma siempre será más intenso, porque te torturan con recuerdos y sentimientos desgarradores.

Como en este momento, soy torturada por mi alma mucho más que por mi cuerpo. Los recuerdos laten en mi cabeza y ante mis ojos se deslumbra una niña acercándose a su padre, diciéndole que temía dormir sola en la oscuridad, él simplemente la abraza y se queda con ella hasta que se sumerge en un profundo sueño. 

Ahí está ella de nuevo, esta vez más grande, lista para empezar el instituto infantil. Aquel hombre la guía de la mano hasta la entrada del lugar. Los ojos de aquella dulce niña brillan de emoción y inmediatamente se ponen llorosos, el sujeto la observa con ternura y lo único que dice es "No llores, cuando volvamos a casa te compraré un dulce".

La niña ahora está más grande, su cuerpo se está empezando a desarrollar y es evidente que su padre la está mirando con otros ojos. No son de lujuria, sino de placer, pero no un placer sexual, sino un placer espiritual. La niña no entiende el cambio de actitud de su padre, por lo tanto se acerca a preguntarle porque la mira así, aquel hombre se pone nervioso y le da una bofetada, ella sube corriendo a llorar en su habitación.

La niña ahora se ha convertido en una chica, cuerpo bastante bien desarrollado, es muy bonita, pero ella no lo sabe. Es de noche y ella no puede dormir a causa de los gritos que la interrumpen con frecuencia. Son insultos, su padre está insultando a alguien. Ella llora, no soporta aquellos gritos y cada vez que los oye se siente aún más aludida. 

Ese era el hombre con el cual me había criado, el cual supuestamente me había amado y aquella inocente niña que le entregó su corazón... era yo.

No ha dejado de golpearme. Me pregunto como será posible aguantar tanto dolor, quizás sea porque el dolor solo es psicológico, o porque después el dolor acumulado explota cuando ya no puedes soportarlo y rebosas de dolor, aquella sensación desaparece, como si estuvieses muerta mientras sigues respirando.

El rostro de Jeremy se retuerce de placer, la sonrisa solo se amplia en su horrible rostro de psicópata. Es como si lo hubieran mantenido encerrado durante mucho tiempo y hoy, por fin puede salir.

Ya he dejado de sollozar y suplicar, simplemente permanezco en silencio, tratando de buscar sentido a la falta de dolor.

Creo el dolor es tan intenso que ha terminado colapsado.

-Eres una puta, al igual que tu madre! -no ha parado de insultarme ni un solo instante con esa sonrisa que espantaría a cualquiera,

Sigue golpeándome, pero me he resignado, por más que le suplique no va a parar.

Escucho a la puerta de la entrada abrirse con mucha y es entonces donde mi cuerpo despierta y todo el dolor que no sentía ahora se esparce por todo mi frágil cuerpo cubierto de hematomas.

Oigo los pasos que se aceleran por las escaleras, Jeremy parece no percatarse de nada. 

Cierro lo ojos con fuerza y múltiples sollozos se me escapan involuntariamente.

La puerta se abre, prácticamente derribándola. Veo a Jaden sujetar a Jeremy y apartarlo de mí. Cierro los ojos con mucha fuerza tratando de controlar semejante dolor, y cuando abro los ojos solo puedo percatarme de que Jaden está asfixiando a Jeremy contra la pared, el rostro de Jaden está rojo por la furia, mientras que el rostro del otro sujeto se torna de un azul liliáceo. 

Trato de levantarme para evitar que Jaden cometa una locura. No me importa ni el más mínimo aquel sujeto, de hecho merece morir y pagar por todo el daño que ha ocasionado. Pero de eso a exponer a que lleven a Jaden a la cárcel, lejos de mí... prefiero que lo suelte.

Pero al intentar levantarme siento como todo mi cuerpo cruje y las punzadas de dolor son insoportablemente intensas. En los lugares que más duelen son en mi rostro, justo entre el ojo y la mejilla izquierda, las costillas, que podría jurar que me he roto algunas y ambas piernas, los muslos para ser más exactos.

Mis lágrimas no cesan y desearía estar muerta para no estar pasando por este dolor infernal.

-Jaden... -logro decir entre sollozos.

Él sigue ahorcándolo y es evidente que si no lo suelta ya, terminará matándolo. Ya casi pierde la consciencia.

-Jaden... -digo casi gritando -me duele mucho -termino rompiendo en más sollozos.

Eso parece despertarlo de su estado de furia, voltea a mirarme y deja a Jeremy caer al suelo inconsciente.

Se tira de rodillas a mi lado, intenta tocarme pero me estremezco de dolor y niego con la cabeza.

-Has algo por mí -digo tratando de controlar un poco las lágrimas.

Levanto la mirada a su rostro y me doy cuenta que él también está llorando. Las venas de su cuello resaltan de manera intimidante y hasta aquí, puedo escuchar el latir desenfrenado de su corazón.

-Tranquila, preciosa -dice y más lágrimas corren por sus mejillas -Haré lo que quieras.

El dolor es realmente abrazador, es como si se aferrara a mis huesos y se negara a soltarme sin antes acabar conmigo.

Lo miro con intensidad, clavando mis ojos en los suyos.

-Mátame -le pido.

Al instante siento como se tensa por completo a mi lado. 

-No puedo hacer eso... -dice con la voz quebrada.

-Me duele mucho -espeto con un poco más de calma -No puedo soportar tanto dolor.

Sus ojos se inyectan con algo...Amor? Es como si estuviese a punto de perder a la persona que más amase en su vida, y me doy cuenta que mis palabras le traen auténtico sufrimiento.

Veo como cierra las ojos con mucha fuerza, soltando lágrimas a su vez. Respira hondo, pero su mandíbula está temblando al igual que sus manos.

El dolor disminuye al instante, verlo tan destruido por causa mía, hace que me olvide de mi propio dolor y me concentre en el suyo.

Se le escapa un sollozo, y al darse cuenta que no soportará más, deja escapar todos los que tenía guardados. 

Se cubre el rostro con ambas manos mientras llora. Levanto una mano con mucha fuerza y siento como cruje provocando punzadas de dolor mucho más intensas. Ignoro ese detalle y acerco mi mano a su pierna que sigue de rodillas a mi lado. Él aparta sus manos de su rostro y las junta con la mía. Se está derrumbando frente a mis ojos.

Trato de sonreír a pesar del dolor, solo para reconfortarlo, pero me conoce lo suficiente para darse cuenta que el dolor que siento es inhumano. 

Inmediatamente hunde su cabeza en mi pecho y solloza de nuevo, esta vez con mucha más intensidad.

Se aferra a mi cuerpo, como si estuviese llorando mi muerte. Y es ahí donde comprendí que no sería como yo pensaba, que no a todo el mundo le daría igual mi muerte, porque ahí estaba él, llorando mi muerte.

Porque no todas las personas muertas dejan de respirar, algunos simplemente se vuelven esclavos de la humanidad, ignorando el hecho de que están vacíos por dentro, porque a pesar de que sus cuerpos aún funcionen, sus almas ya se han rendido.



MI BOSQUEWhere stories live. Discover now