Epílogo

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Diez años después...

Aparentamos ser personas que no somos, por miedo a las críticas de personas que padecen el mismo miedo.

Venir de vacaciones con mi familia a California fue una idea espontánea, no es que quisiera alejarme del lugar en donde crecí, simplemente hay recuerdos que no quería despertar. Sin embargo, Jaden, el esposo más comprensivo y tierno del mundo, me apoyó en esto, es más, me incentivó a venir. Dice que esto no debería afectarme realmente y tiene razón.

He dejado a mis pacientes por unos días, ser pediatra oncóloga no es nada fácil. A veces pierdo a niños de una forma tan cruda... Y otras veces salvo vidas y familias enteras. Me gusta mi trabajo, me gusta saber que estoy dando todo de mí por pequeñas criaturas que merecen ser felices.

Avril, es la niña de mis ojos, aún recuerdo el día en que nos dieron la noticia de que estaba embarazada, nunca pensé que sería tan hermosa.

Ella tiene cuatro años actualmente, tiene los ojos verdes de su padre y el mismo cabello lacio que yo. Es bastante inteligente, me recuerda a mi hermana, Maqui, cuando era pequeña. Aunque ella ahora odia que la llamemos Maqui, pues a sus quince años exige que la llamemos Maca.

Amo cada vez que hablo con ella, al parecer le gusta un chico de su clase y siempre está pidiéndome consejos. Dice que me admira por haberme casado con el que es mi novio desde los dieciséis.

Georlia y Victoria, mis padres, siempre andan preocupados por mí. Desde que nos mudamos a Seattle, casi todos los días me llaman para ver si estoy bien y eso que ya han pasado cinco años.

Ana, la mejor suegra que podría desear, abrió su propio local de repostería. A veces voy a ayudarla, pues decidió mudarse a la misma ciudad que nosotros.

María y Fabrizzio se casaron hace cuatro años. Por cuestiones médicas, María resultó ser estéril, al parecer en el manicomio habían jugado con ella internamente. Pero eso no fue un obstáculo para ellos. Adoptaron un precioso niño, Tobías, tiene tres años y siempre está corriendo hacia mí para que lo defienda de los regaños de su madre.

Jaden se ha recibido de abogado, dice que las experiencias de su pasado lo han llevado a decidir a defender a las personas inocentes que son metidas en actos ilegales injustamente. Es mi héroe, aunque nunca se lo digo, tiende a agrandar mucho su ego. No, es mentira, es la persona más humilde que he conocido y hasta se molesta cuando lo alago mucho.

Hemos tenido bastantes peleas a lo largo de los años, pero nuestro amor siempre fue la soga irrompible que nos ayudó a permanecer juntos hasta hoy en día.

Cuando estoy con él, me sigo sintiendo como una adolescente enamorada, pues solo él consigue ese efecto en mí.

Como si todos los días me volviera a enamorar a primera vista.

-Hemos llegado -anuncia Jaden en el asiento del piloto.

-Siii! -exclama la adorable Avril desde atrás. Su voz chillona me llena de recuerdos.

Bajamos del auto y me quedo un comento a contemplar el gran portón del cementerio. Este cementerio fue en donde vi por primera vez a Georlia... E intenté asesinarlo, pero esos son solo detalles.

Avril nos pasa sus manitos a Jaden y a mí, y entramos los tres al cementerio.

-Es un bonito lugar -espeta mi pequeña y yo sonrío al pensar que yo también solía decir eso.

Llegamos a la única lápida que tiene un enorme ramo de flores.

Quién los habrá puesto?

“Yhenny Harrison" se lee por la lápida e instintivamente el corazón se me acelera.

Avril corre para agacharse a oler las flores que están en la lápida y luego pone una de sus manitas sobre el nombre escrito en él.

-Quién es ella? -pregunta frunciendo su pequeño ceño.

Jaden pasa un brazo sobre mis hombros y me da un apretón reconfortante, demostrándome su apoyo.

-Ella... -respiro hondo -Ella es tu abuela, cariño.

Ella me mira confundida y luego vuelve a centrarse en la lápida.

Se queda allí, observándola por un tiempo mientras Jaden y yo nos paseamos por el lugar. Visitamos un momento la tumba de Maida Black. La extraño tanto.

Volvemos lentamente con Avril, que raramente sigue junto a la lápida de mi madre, pero esta vez está hablando sola.

-Avril, debemos irnos, cariño -espeta Jaden mientras sostiene mi mano.

Ella voltea a mirarnos y exclama un “Ya voy".

Me acerco un poco para poder escuchar lo que dice.

-... pero no te preocupes, yo la cuidaré por ti -espeta y luego se levanta.

Las lágrimas amenazan con salir a chorros, por lo tanto respiro hondo un par de veces.

-Mami, estás bien?

Bajo la mirada hasta su pequeño rostro y asiento lentamente.

-Ven aquí! -exclama Jaden en tono juguetón. Avril corre como si su vida dependiera de ello, se arroja a los brazos de Jaden y éste la hace girar en los aires hasta que finalmente la sube en sus hombros. Su risa invade mis tímpanos e inunda mi corazón.

-Quién quiere comer pizza?! -pregunta Jaden con entusiasmo.

-Yo, yo, yo!! -exclama Avril como si alguien pudiera sacarle el lugar.

Volteo a mirar la lápida por última vez.

-Te hecho de menos... -susurro.

-Mami, vámonos! -exclama mi hija.

Los miro a ambos y sonrío abiertamente.

Corro hasta ellos y paso un brazo por la cintura de Jaden.

Él se acerca a mí y besa mi frente.

-Te amo, caprichosa -susurra en mi oído.

-Te amo, engreído.

La vida es como un juego de ajedrez, a veces pierdes fuerzas, pero hasta que no pierdas la última, siempre habrá esperanzas de ganar.

Luchamos constantemente por salir adelante, nos aferramos a personas que no debemos, lloramos lágrimas por quienes no merecen, robamos sonrisas de personas amargas, salvamos vidas de alguna manera y la quitamos de algún otro modo.

No medimos nuestros actos, la profundidad de nuestras palabras.

Crecemos creyendo que vivimos en un cuento de hadas similar al que nos cuentan de niños y al ser mayores, nos topamos con una cruda verdad, la realidad más insoportable que pudieras imaginar. Nos pintan un mundo que no es, depende de cada uno averiguar el verdadero. No digo que el mundo siempre sea terrible, pero si que hay momento malos, momentos que hacen que te replantees si vale realmente la pena seguir. Que te consuele el hecho de saber que vendrán momentos buenos, vendrán sonrisas, abrazos, bromas y amor. Yo jamás hubiese creído que estaría hoy aquí, e intenté rendirme tantas veces; ahora agradezco el hecho de haber decidido seguir luchando, porque aquella tristeza, no se compara en nada con la felicidad que siento hoy.

Estoy orgullosa de mi pasado, de las pruebas que superé, de los obstáculos que sobrepase.

Recuerdo el bosque que tanto amaba, siempre me sentí tan acogida en él.

Cada vez que pienso en mi pasado, el bosque es lo primero que se me viene en mente.

He pasado los momentos más importantes de mi vida allí, por eso, aunque pase el tiempo, y las circunstancias cambien, siempre seguiré creyendo en la magia de ese lugar, siempre seguiré creyendo en Mi Bosque.

MI BOSQUEWo Geschichten leben. Entdecke jetzt