13 LA FIESTA (2)

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–Cuéntame– dije colgando el bolso en mi hombro.

–Ven, mira– dijo cogiéndome de la mano y acercándome al balcón interno– Mira abajo.

Me acerqué hasta la barandilla centrando mi mirada en los ojos de César. Posé la mano que tenía en libre en ella y lentamente aparté la vista de la de César y miré abajo.

Solo veía a personas bailar.

–¿Viste a las diferentes chicas que hay?– le miré por unos segundos y después volví a mirar abajo.

Busqué cabelleras de chicas y las vi. Miraba de un lado a otro observando a las chicas las cuales bailaban.

Después de un rato mirando abajo volví mi mirada a la de él. Asentí.

–Ninguna de todas ellas es tan perfecta como tu– ¿Acababa de decir lo que acababa de decir?– Eres única, Increible, graciosa, super mona, guapísima y con un gran corazón– cada vez se iba acercando más. Yo solo concentraba mi mirada en sus ojos. ¿Me lo decía a mi o solo es una maldita broma?– Sara Blake... Me encantas.

Puso una mano en mi mejilla. Elevó mi rostro para poder mirarle mejor. Su vista iba desde mis ojos hasta mis labios.

Cada segundo que pasaba se me hacía eterno.

Y finalmente me beso. No sabía si corresponderle o no. César Jones me estaba besando... ¿Qué tenía que hacer? ¡Qué alguien me lo diga por favor! ¡AYUDA!

Espera... ¿Qué tenía de malo besarlo? Nada ¿no? Solo es un amigo que entró en mi vida hace una semana y ya esta. No hay más...

Salí de mis pensamientos, cerré los ojos y le correspondí el beso. Le pasé las manos por su nuca enterrando mis manos en su pelo y él bajó su mano hasta mi cintura mientras que con la otra jugaba con el mío.

La música se desvaneció, la gente bailando ya no estaba, no se oía nada. Solo podía sentir sus labios jugando con los míos.

El beso empezó lento mientras que con el paso de los segundos aceleramos el ritmo.

Sabía que algo tenía él conmigo pero no creí que fuera a llegar a besarme. No es que no me guste César. Es un muy buen amigo, guapo, gracioso... En realidad, no se muy bien que siento por él.

Ahora mis sentimientos nadan en un mar muy revuelto y no tienen salida. Se mezclan y no saben como respirar.

Nos separamos por la falta de oxígeno. Todavía tenía los ojos cerrados. Tenía miedo a abrirlos y encontrarme con esos ojos marrones que son únicos en él.

Y siendo valiente los abro. Y ahí está él. Mirándome fijamente con sus comisuras ligeramente elevadas. No puedo evitar sonreír también.

Apoyé mi frente en la suya y volví a cerrar los ojos.

La música ya volvió, abajo ya había gente haciendo de todo y la realidad me golpeó como un puñetazo en toda la nariz.

Y sin darme cuenta me envolvió con sus largos brazos. Su aroma me envolvió y no pude evitar sonreír. Me gusta este chico.

Ves, te lo dije

¿Tienes que estropear este momento también?

Sí.

InvisibleWhere stories live. Discover now