53. ERA MI OPORTUNIDAD

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– ¿Qué? ¿Cómo?

– Investigué sobre el secuestro y entonces encontré un dibujo de una casa. Si no me equivoco, en ella estamos y recuerdo el camino de salida – sonreí y me ayudó a levantarme – Pero primero tenemos que abrir esa puerta.

Y como si de magia se tratase la puerta se abrió, pero no ella sola. La persona que estaba detrás me espantó.

– ¡Qué bonito! – exclamó – Madre e hija juntas... ¿Me dejáis sacaros una foto?

Mi sangré comenzó a hervir de tal modo que pensé que me iba a salir humo por las orejas.

Elena rió con todas las ganas. Vestía con un pantalón de chandal negro y una chaqueta verde. Llevaba el pelo recogido en una coleta y su aspecto parecía de no haber dormido en días.

Era raro... Cada vez que escuchaba su nombre los pelos de la nuca se me erizaban y escalofríos recorrían toda mis espina dorsal. Pero en aquel momento no le tenía ningún tipo de miedo si no rabia, mucha rabia.

– ¿Os habéis puesto al día? – nos miraba a ambas con una sonrisa arrogante en la boca – Seguro que habéis hablado de mi – cerró la puerta a sus espaldas y se acercó dos pasos hacia nosotras – Sara, seguro que te ha contado cosas horribles sobre mi... No es cierto.

– ¡¿Que no?! ¡Deberían tirarte a un pozo, pedazo zorra! – grité, invadida por la ira.

¿Acaso esa mujer era una persona de verdad? ¿Cómo alguien puede ser así? Creía que este tipo de personas solo estaban en las películas. Pues respuesta equivocada.

– Tranquila – habló relajada – Aun queda mucha noche. Y aun no has oído mi versión – hizo una pausa, haciéndose la importante – Dame las gracias. Por mi os habéis vuelto a ver.

– Y por ti nos tuvimos que separar – respondió mi madre con el ceño fruncido.

– Lo sé. Pero por eso estoy haciendo todo esto. Si no hubieras aparecido todo hubiera sido mejor, para todos – hizo una pausa – Y como te topaste en mi camino, te haré desaparecer de él.

Creo que se me había olvidado respirar. Noté como mi madre se tensó.

Di un paso hacia atrás.

– Tranquila, Sara. A ti de momento no te voy a hacer nada.

Eso llegó a asustarme.

– ¿Os habéis mirado las muñecas? – preguntó de pronto, tras unos segundos en silencio.

Fruncí el ceño y mi madre me miró. Después cogió mis manos y les dio la vuelta, poniéndolas junto a las suyas.

Ella tenía las mismas marcas. S y A.

– Samantha y Sara – dijo y una bombilla en mi cabeza se encendió, encajando las piezas de este gran y complicado puzzle – Me enteré de que la estabas viendo a mis espaldas, después de prohibírtelo... – se dirigió a mi madre con aire amenazador – Y dije... Sería muy cruel si no le daba a Sara alguna pista de que su querida mamá estaba viva ¿no? Entonces decidí marcar de alguna manera en ti la inicial y la última letra del nombre de tu madre. Y lo mismo hice contigo. A parte del unicornio, que veo que encontraste la manera de dárselo, quería que tuvieras otro bonito recuerdo de tu preciosa hija – me miró – Creí que eras más lista.

Observé a mi madre, la cual parecía estar tan confusa como yo.

– Este momento ha sido muy conmovedor – habló cambiando radicalmente de tema – Hubiera llorado y todo si hubierais sido otras personas, pero como no es así... – se echó a un lado mientras cruzaba los brazos – ... Es hora de que el plan siga su camino.

Entonces, el chico rubio y el de los tatuajes entraron en la habitación y agarraron a mi madre por los brazos.

– ¡No! – grité saltando sobre el chico rubio intentado zafarla de su agarre. Pensé, que como era el más joven iba a ser más fácil vencerle pero no fue así.

Forcejee con toda la fuerza que tenía pero fui incapaz de ganarle. Como regalo, caí al suelo sobre un brazo haciendo que una punzada de dolor apareciera en él como por arte de magia.

– ¡Tranquila! ¡Todo irá bien! – dijo antes de que cerraran la puerta.

Me quedé sola con Elena en aquel diminuto cuarto sin ventanas.

Ahora si estaba realmente asustada. Esa mujer no tenía escrúpulos y estaba segura de que si tenía que matarme o hacerme más daño, lo haría.

Sin embargo, no hizo nada. Solo se apoyó en la pared que estaba al lado de la puerta. Cerró los ojos como si pensara muy bien lo que iba a decir a continuación.

– Te observé durante toda tu vida. Era muy puntual. Si te veía con tus amigos te seguía hasta que te ibas a casa. Te estudié tanto que creía que iba a llegar a ser tu – abrió los ojos y me miró fijamente – Solo para vengarme.

Intenté levantarme, sujetando mi brazo pensando que así el dolor iba a desvanecerse.

– Estás loca – dije entre dientes – Deberían encerrarte en un psiquiátrico y no sacarte nunca.

Ella sonrió de una forma espeluznante.

– Tengo mis razones y las conoces perfectamente – respondió – Tuve que criar a un hijo sin su padre y traté de convencer a otro hombre de que era suyo. Si no, ¿quién iba a querer a una chica de 18 años con un bebé, eh? Aquello casi me resultó imposible. Me jodió la vida.

– ¿Y culpas al amor por ello?

– ¡Culpo a tu madre! – gritó histérica –Estoy segura de que si no se hubiera metido en medio ahora estaría feliz, y no fingiendo algo que hasta me duele por dentro.

¿Una persona como ella tenía sentimientos?

Pero otra pregunta invadió mi mente sustituyendo a todas las que danzaban con ella.

– ¿Él es...

– ¡Sí! – me cortó – ¡Es Javi! Y a pesar de todo le quiero, pero hay veces que le miro, y no puedo con él, porque me recuerda a Mario. Y siempre pienso, "ojalá no lo hubiera tenido"

Tragué duro. ¿Pero acaso esto iba enserio? Porque me parece algo demasiado fuerte para ser verdad.

Pero entonces, ¿aquello significaba que Javi era mi hermanastro?

– ¿Él lo sabe?

– ¿Por qué hablamos de esto? – evitó mi pregunta – Vengo a acabar lo que empecé hace mucho tiempo, y no puedo volver a fallar.

Necesitaba salir de allí, encontrar a mi madre e irnos lo más rápido posible.

La puerta estaba abierta y estaba segura de que si dejaba a ese intento de persona inconsciente podría escapar.

Era mi oportunidad.

💙

Siento no haber publicado la semana anterior. Los exámenes me tienen al límite y el tiempo de escribir se me reduce hasta nada. Pero siempre intento buscar un hueco♥️

Pregunta: ¿cuál es vuestro libro favorito?🙋🏼‍♀️

InvisibleWhere stories live. Discover now