29. NO SERÁ TAN MALO

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For all the times that you rain on my parade
And all the clubs you get in using my name.

Alargué la mano para apagar la alarma. Me levanté de la cama y entré al baño. Me miré al espejo. Cualquiera que me viera la cara le daría un infarto.

Estaba peor que otros días. Entre el dolor de cabeza por la resaca y el cansancio me darían por una muerta viviente.

Hoy empezaba el castigo. En una hora tendría que estar lista para partir. Tengo unas ganas que no me aguanto de pie.

Que se note la ironía.

Me duché y me vestí lo más cómoda posible. Me hice una coleta alta y bajé a desayunar.

– Hola, papá – dije acercándome a él y dándole un beso en la mejilla.

– Buenos días – contestó – ¿Qué tal lo pasaste ayer?

– Bien – dije – ¿Hoy no trabajas? – pregunté mientras que él miraba el periódico que tenía entre manos.

– No – hizo una pausa para mirarme – Por un día que tengo libre y te me vas – dijo negando a la vez que reía.

– Buenos días – saludó Inés entrando en la cocina – ¿Qué quieres de desayuno, Sara?

– Un café – dije – Cargado, por favor.

– Está bien. Pero te haré también algo de comer – dijo asintiendo y poniéndose manos a la obra.

– Sara. Tengo algo para ti – empezó a hablar mi padre. Se echó hacia delante, ocultó una mano en su espalda y de ella sacó un libro.

Fruncí el ceño. ¿Un libro? Si nunca leo.

Me lo pasó por encima de la mesa. Lo cogí y leí el título. "Invisible"

– ¿Por qué me lo das? – pregunté mientras sonreía levemente.

– Ese libro me lo dio tu madre – poco a poco la sonrisa se me borró de la cara – Dias antes de... Bueno, ya sabes – hizo una pausa – Me dio este libro para que yo lo guardara. Me dijo: dáselo a Sara, cuando esté preparada.

– ¿Preparada? ¿Para qué?

– No me lo quiso decir – respondió.

Entonces, Inés me puso una taza de café y una plato con dos tostadas en frente de mi.

– Gracias – dije.

Ella me sonrió y comenzó a limpiar.

– Ya hablamos luego – dijo levantándose. Pasó por mi lado y me dio un beso en el pelo – Por favor, no pierdas el autobús.

– Vale papá – rodé los ojos. Soy lo suficientemente grande como para no perderlo.

Y ahora es cuando llegas tarde.

Seguro...

Volví a mirar el libro mientras cogía una tostada y mordía un cacho. En la portada había una sombra de una chica. Le di la vuelta y miré la descripción.

InvisibleWhere stories live. Discover now