47. DINERO DE MÁS

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Ya han pasado varios días. La mayor parte de ellos los he pasado con Dylan. Él venía a casa a ver como estaba y a cambio dejaba que se quedase.

Al fin y al cabo era mejor estar en compañía de alguien que estar comiéndome la cabeza.

Cristina ya volvió. Las veces que me he cruzado con ella no le dirigí palabra ni ella mi y en las comidas donde toda la "familia" pasaba un rato junta ambas guardábamos silencio.

Si antes sentía ganas de arrancarle pelo a pelo a esa chica ahora le cogería las orejas y se las ponía de prótesis en los dientes.

Pero no quiero parecer una loca que va endemoniada por la vida. Básicamente porque no soy así.

Nunca antes me había pasado algo parecido por lo que no sé como arreglarlo.

No paraba de pensar en César y cuando estaba apunto de hundirme aparecía Dylan y me sacaba una sonrisa de oreja a oreja.

Pero aún sigo sintiendo ese ardor en mi interior de que hubiera pasado si hubiera hecho esto o lo otro...

No sé cómo esta él, ni si aún sufre o ya se ha olvidado de todo y ahora sigue viviendo como lo ha hecho.

— ¿Cómo está mi rubia favorita?

Dylan entró en mi habitación. Cerró la puerta tras su espalda y se sentó a mi lado en el suelo.

— Te he traído helado — dijo sacando un bote gigante en el que ponía "helado de vainilla".

— Vas a hacer que engorde 13 kilos — dije aceptando el helando con una media sonrisa.

Él se encogió de hombros.

— Seguirás siendo igual de pesada — abrí la boca ofendida — También encontré esto en la entrada — añadió mientras metía la mano en la misma bolsa.

Sacó un peluche y me lo dio.

— El unicornio — dije para mis adentros cogiéndolo — Pensé que lo había perdido. ¿No había nadie alrededor? — pregunté elevando la vista. Él negó.

— Solo el peluche y yo.

Arqueé una ceja. Bueno, después de todo ya nada me parecía raro.

Bajé la mano y dejé el peluche en el suelo. Miré al frente, a través de la cristalera.

Dylan hizo lo mismo.

— ¿Crees que todo se arreglará? — preguntando sin quitar la mirada de la vista de la ciudad, muy alejada — ¿Crees que todo volverá a la normalidad?

— Creo que lo que tenga que pasar, pasará, tarde o temprano — respondió — Y no tienes que preocuparte más por ello. No quiero verte sufrir. Ya bastante mal lo has pasado.

Aparté la mirada de la ventana para mirarle. Le sonreí.

— Me estas ayudando mucho. No se como agradecértelo.

— No me lo agradezcas. Con que estés cerca me vale y me sobra.

Le abracé.

Pasé la tarde con él, hablando y le mostré lo que había hecho en el cuarto vacío. Coloqué todas las fotos, los expedientes y las pocas pistas que teníamos sobre los que planeaban el secuestro. Todo bien organizado y preparado para resolver.

El problema, faltaban demasiadas cosas para unir cabos.

Después de que se fuera me eché en la cama, tumbada mirando al techo, dejando la mente en blanco.

Entonces alguien tocó a la puerta.

— ¿Quién es? — dije sentándome en la cama elevando el tono para que me oyera.

— Soy yo — dijo la voz de Cristina abriendo la puerta y asomando la cabeza — Quiero hablar contigo.

— Pues yo contigo no, así que ya te puedes ir yendo — dije sin ningún tipo de emoción en la cara.

— ¡Vamos Sara! — dijo indignada entrando en la habitación. Se paró a unos metros en la cama — No lo hice para hacerte daño.

— ¿Ah no? — me levanté de la cama y me acerqué a ella — Entonces solo fue por diversión.

— Más o menos — contestó pensando — Pero no vengo para eso. Llamé al representante de Justin — genial, se me había olvidado por completo — Mañana habrá una limusina delante de casa que nos llevará a donde tengamos que ir. Nos visten y nos maquillan allí. Solo tienes que aprenderte la letra de esta canción — sacó del bolsillo trasero de su pantalón un papel doblado y me lo dio.

Lo cogí y lo leí por encima.

— Y hay una cosa más — dijo y elevé la vista — Tienes que volver a ser la novia de Marcos.

Abrí los ojos de par en par.

— ¿No estaba el tema zanjado?

— Sí pero le han llamado para que juegue de nuevo — hizo una pausa — Sabe que va a ganar y no está mal tener dinero de más.

— ¿Todavía más? — asintió — Genial — miré a mi alrededor — ¿Cuando?

— Mañana, nada más acabar de grabar.

Me lo pensé. Si iba tenía más posibilidades de conseguir más pistas sobre el tal Matt y sus secuaces.

La morena salió de la habitación. Perfecto, como si no tuviera ya suficiente.

💙

He decidido que esta novela se publique también los domingos ya que me viene mejor.

Espero que a vosotros también♥️

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