37. PÓKER

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Desperté de golpe. Miré a todos lados sobresaltada. Estaba en la cabaña. Me relajé.

Me había dormido pero no recuerdo que lo hubiera hecho en la cama.

— Te vi dormirte y decidí cogerte y tumbarte — dijo Dylan apareciendo por la puerta que daba a la cocina — Por experiencia sé que los sofás no son cómodos.

Rió. Yo solté una pequeña carcajada. Me froté los ojos para despertar del todo.

— ¿Qué hora es? — pregunté.

— Las 9 — dijo.

¿Tanto dormí?

— Oye... No es que me quiera entrometer pero... — hizo una pequeña pausa mientras se sentaba en el borde de la cama — César y tu... ¿seguís juntos?

— No lo sé — contesté sin pensar.

Pero más bien esa es la respuesta correcta. Por la condiciones en las que estamos no tenemos pinta de estar juntos pero tampoco dijimos de cortar.

Esto es un tipo de limbo. Un maldito y asqueroso limbo.

— Solo... No soy consciente de lo que haré ni mucho menos lo que hará él — dije mirándole directamente a los ojos — Lo único que queda es esperar.

— O puedes adelantarte — lo miré confusa — Sí. Habla con él antes de que llegue el momento en el que coincidáis porque cuando pasé será peor. Da un paso adelante y sé la primera — creo que sé por donde va — Acércate y si quiere que todo vuelva a estar bien será compasivo y no se negará a aclararlo todo.

— Tienes razón — abrí los ojos mirando al suelo mientras pensaba. Después de unos segundos volví a elevar la vista — Puede que de físico hayas cambiado pero sigues siendo un genio.

— ¿Acaso lo dudabas? — dijo a lo que reí.

— Espera. Algo tenía que... — oh mierda, Cristina.

Aparté las sábanas y fui corriendo a abrir mi maleta.

— ¿Qué pasa? — preguntó al verme tan apurada.

— ¿Crees que podrás cubrirme? — hablé mientras rebuscaba en la maleta — Aquí esta — dije más bajo cogiendo un vestido negro que más que un vestido parecía un cinturón ancho.

— ¿Hasta cuando?

— Hasta mañana por la mañana — Me empecé a quitar la ropa.

— Oye. No prefieres que me vaya y luego vuelva — dijo señalándome.

— Oh, Dylan — rodé los ojos — Como si no me hubieras visto así antes.

Él no pudo evitar sonreír.

Acabé de vestirme. Saqué unos tacones altos negros y un estuche con maquillaje.

Me metí en el baño casi corriendo. Él chico se apoyó en el marco de la puerta. Yo mientras empecé a maquillarme lo más moderadamente que podía.

Cristina me dijo que me maquillara como un payaso y así lo haré. Quiero decir, como ella.

— ¿Me dirás a donde vas?

— Si lo supiera lo decía... Solo se que de nuevo a New York — respondí pintándome los labios de un rojo fuerte.

— ¿Te escapas y no sabes a donde? — frunció el ceño.

InvisibleTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang