*Capítulo Seis: "Recuperarte"

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Aquella lúgubre noche fría, opaca y sin estrellas alumbrando el firmamento, fue la más larga de toda mi existencia; a pesar de lo despejado del cielo, una fuerte tormenta cayó sobre la casa que fue testigo de innumerables momentos felices

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Aquella lúgubre noche fría, opaca y sin estrellas alumbrando el firmamento, fue la más larga de toda mi existencia; a pesar de lo despejado del cielo, una fuerte tormenta cayó sobre la casa que fue testigo de innumerables momentos felices. Decir la clase de infierno en la que se trasformó mi hogar, no se compararía en nada a la verdadera realidad.

Él, quién siempre me mantuvo atada a su corazón, el único hombre que le enseñó a una inmadura como yo lo que era amar, me traicionaba con alguna mujer de la calle que terminaría echándolo al olvido en cualquier momento.

¿Qué había hecho mal? ¿Cómo llegamos a romper nuestro lazo matrimonial? En qué me equivoqué para recibir una infidelidad por parte del ser que juró amarme hasta la eternidad. Intenté excusarlo con tontas palabrerías, mas esa afrenta no tenía explicación concisa ni visible. Le di todo lo que poseía con tan de corresponderle con entereza, mi amor incondicional, años de mi vida, confianza, respeto. ¡Qué diablos faltaba!

Yo amaba demasiado a Mimi, jamás concebí la idea de perderlo, y pensar que se iría con otra devastaba el poco raciocinio que me quedaba.

Era dependiente. Era débil ante él.

Tras haber llorado hasta empapar la funda de mi almohada, desperté cubierta por varias sábanas y colchas delgadas, ya que después del rechazo de Zhou Mi ni siquiera pude vestirme.

No le quedaron fuerzas suficientes a mi cuerpo ni siquiera para desempeñar esa acción.

Lo que más anhelaba era despertar de la que yo creía mi peor pesadilla, aunque al parecer, era momento de aceptar el matiz de las cosas, porque aquello era la realidad.

Al oír la alarma del reloj sonar sobre mi velador, decidí que el momento de levantarme a encarar mi situación; yo necesitaba aclarar muchas preguntas, y las respuestas solo me las podía proporcionar una persona.

Armándome de mucho valor, me vestí con ropa simple y me dispuse a conversar con Zhou Mi. Las cosas entre nosotros no podían quedarse así, merecía una explicación; si él ya no me amaba como antes, lo comprendería. Si nuestra relación no tenía un punto irreversible y no existía un arreglo de ninguna índole, lo mejor era terminar, por más que mi corazón se rompiera, lo aceptaría.

Aguantando las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos, bajé al primer piso con un propósito planeado al milímetro.

Con los nervios de punta, observé el sillón más grande de la estancia; encima se encontraban la almohada y la colcha que mi traicionero esposo se llevó la noche anterior; para mi sorpresa, el edredón se hallaba doblado en cuatro, estaba todo menos él.

Mi corazón se paralizó al imaginar una posible contestación para la escena y con las piernas temblorosas, pisé el último escalón.

Estupefacta y temerosa, avancé al sofá y acaricié los cojines arrugados, Mimi se estaba despierto desde hacía muy poco, lo deducía por las partes irregulares que aún marcaban que él se mantuvo reposando allí.

[+18] Y por esa razón terminamos [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora