*Capítulo Veinte: "Bebé"

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"Necesito que me despiertes y me desencadenes del sueño desapacible en el que me veo sumido

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"Necesito que me despiertes y me desencadenes del sueño desapacible en el que me veo sumido. Necesito tus delicados besos para volver a respirar y con una sola palabra formulada de tus labios, regresar a la indiferencia que produce un adiós. Necesito que me devuelvas el tiempo invertido en amarte para así restablecer mi buen juicio. Necesito que me rescates de la mentira en la que he estado viviendo por convertir mi todo en nada. Necesito tener, circulando en mi cuerpo, el amor que te di para, de alguna manera, intentar reconstruir mi existencia".

Flotando por límites inalcanzables para el conocimiento humano, viajé por lugares indescriptibles y desbordante de figuras borrosas, desproporcionadas, que me persiguieron a una velocidad extrema, con tal de despedazarme con sus filosos dientes acostumbrados a triturar carne, pero tras cruzar un portal blanco, retorné a la intranquilidad de mi cuerpo sin reacción. Al menos logré distinguir, entre miles de sonidos, la voz chillona y nada amigable de Leeteuk combinarse en la conversación sostenida por Kangin y Yesung, que debatían entre las alternativas de llevarme al hospital más cercano, que se encontraba a treinta minutos de nuestra ubicación o curarme en las instalaciones a las que me condujeron lo más rápido que su auto les permitió. Era lógico inferir que no me llevarían a un hospital; los médicos de turno harían muchas preguntas a las personas que me internaran para conocer la causa del disparo; se involucrarían a personas que nada tenían que ver y aquello significaba armar un revuelo innecesario.

— ¡¿Por qué tendría que salvarlo yo?! —fue la primera de muchas preguntas que arribó a mis oídos cuando conseguí recuperar un poco de la conciencia perdida. No conocía la cantidad de horas transcurridas, pero mi mente sentía una pesadez acumulada en siglos.

— ¡Porque tu eres el único de los tres que ha estudiado medicina! —señalaron elevando los niveles de desesperación. A pesar de mi condición desfavorable, seguía conservando la capacidad de distinguir los diferentes matices de timbre que poseían mis compañeros. Yesung era un hombre sarcástico que, muchas veces, reprochaba las equivocaciones ajenas con un humor negro y ácido; su mayor deleite era burlarse de sus amigos para así mantener intacta su imagen de chico malo; sin embargo, él tenía un defecto que lo había convertido en un agente más y, a pesar de su distinción para ciertas operaciones suicidas, nunca lograría sobresalir. Él no era un objetivo primordial. La actitud paranoica adoptada en situaciones de extrema dificultad exponía su sentimentalismo natural creciente en su corazón escrupuloso y tener sentimientos copados de bondad no era dable.

— ¡¡Cierra la boca maldito traidor!! —Leeteuk, el gran ángel sanguinario, arropado con las pieles manchadas de rojo; quien disfrutaba castrar a sus enemigos y luego alimentar a sus perros con los restos. Esa era su mayor singularidad frente a los demás, que observaban con estupefacción sus macabras acciones.

A veces era indispensable acabar con pederastas multimillonarios, que creían tener el derecho de mancillar el honor de las niñas por ser asquerosamente ricos, a ellos, Leeteuk se agasajaba dejándolos inservibles con el género femenino. No era necesario que ensuciara sus guantes negros de cuero matándolos; ellos mismo acababan con sus existencias insignificantes de un plomazo. Leeteuk, a diferencia de Kangin, era un asesino despiadado; alguien que disfrutaba jugar a ser Dios, quitándole la vida a las personas que le indicaban.

[+18] Y por esa razón terminamos [Finalizada]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon