*Capítulo Veintiuno: "Trato"

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Se me escapó de las manos el poco raciocinio que atrapé luego de conseguir un pilar que me sostuviera

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Se me escapó de las manos el poco raciocinio que atrapé luego de conseguir un pilar que me sostuviera. Asfixiado en un familiar brío embriagador, aún me atosigaba la persistente sensación de su precioso cuerpo moviéndose encima de mí y sus asimétricos labios paseándose por cada espacio visible de mi ser; besándome con un sumo cuidado y dedicación, que pasaba la línea de lo correcto; pero al abrir los ojos de golpe, el fantástico hechizo se desvaneció bajo un espeso telón negro, cubierto de punta a punta con un recordatorio escrito con sangre. Cuando la luz de la mañana chocó contra mi rostro demacrado y sin color, me bastaron unos segundos para darme cuenta que todo se trataba de una jugarreta sucia del pasado; un relámpago abarrotado de recuerdos me acosó hasta que fui consciente de lo sucedido un tiempo atrás. Las escenas transcurridas a la velocidad del sonido fueron lo suficiente fuertes para lamentar el hecho de seguir viviendo; no obstante, mi perspectiva insulsa de la vida cambió en cuanto escuché el ruido del seguro de una pistola desactivarse. El cañón se posicionó a un lado de mi sien derecha y la voz amena que me recibió, ocultaba un visible odio.

—Despertaste —masculló reprimiendo su repulsión. Él se afligió suspirando por mi supervivencia—. Creí que morirías desangrado o de una infección generalizada, pero al parecer no tenemos tanta suerte —sus quejas desanimadas trataban de cubrir un asco que amenazaba con destruirme. Él me odiaba y tenía la justa razón al desear mi muerte. Yo opté por ignorar sus murmullos imperceptibles y continúe mirando el techo blanco, no era bueno hacerlo enojar y menos cuando tenía todas las de perder—. Es una lástima que vivas —dijo Leeteuk con la voz ronca. Lo observé con soberbia. Él presionó con más fuerza el cañón y temí que en cualquier momento apretara el gatillo y me destrozara los sesos; sin embargo, lo apartó de mi cabeza al ver la puerta de la habitación abrirse de par en par, permitiendo que dos imponentes figuras ingresaran.

— ¡Mierda, Leeteuk! —lo señalaron con una exclamación—. ¡¿Qué diablos estás haciendo?! —los reproches enérgicos de Kangin asustaron a Leeteuk, que de inmediato abandonó la silla que ocupaba junto a la cama donde me hallaba recostado—. ¡Te prohibimos que lo amenazaras de muerte si despertaba en tu turno! —proliferó dándole una mirada decepcionada.

— ¡Quería un poco de diversión! —contestó elevando el tono modular de su voz—. Me pareció buena idea amenazarlo hasta hacerlo suplicar por su vida —sonaba entusiasmado con el hecho de darle un susto de muerte a una persona que acaba de despertar después de recibir un balazo en la espalda—. ¡Me tuvieron como una maldita enfermera! Lo menos que merezco es disfrutar apuntándole con mi arma —Leeteuk cruzó los brazos sobre su pecho y elevó el mentón.

— ¿Cómo te encuentras, hijo de puta? —Kangin negó y se dirigió a mí. Haciendo un esfuerzo mínimo, me senté sobre la cama y apoyé la espalda en la cabecera para no cansarme—. ¿Te duele algo? ¿Crees que necesites más medicamento? Te acabamos de cambiar el vendaje así que dudo que te sientas extraño —la sonrisa fingida de Kangin se asemejaba a un gesto de satisfacción que hacen las personas cuando tienen bajo su poder a su más grande enemigo, pero era lógico que lo cortés no le quitaría lo valiente y menos ante las circunstancias; resultaba insultante para su orgullo atacar a un hombre que no tenía el nivel moral ni físico de contestarle como era debido, por ese simple detalle, mi excuñado optaría por dejarme tranquilo—. ¿Te harás el mudito? —preguntó ofendido por mi glacial silencio. Kangin meneó la cabeza y comprendió que no obtendría ninguna palabra de mi boca hasta que me pareciera conveniente—. Has estado inconsciente dos semanas —me informó. ¿Tanto tiempo? Pregunté internamente—. Por tu buena condición suponemos que al menos podrás seguir matando gente sin ningún inconveniente —se encogió de hombros.

[+18] Y por esa razón terminamos [Finalizada]Where stories live. Discover now