one shots Rayis

Ornstein x reader (dark souls)

Ornstein estiró los brazos, satisfecho. La caballero de ceniza  había sido enviada de vuelta a la última hoguera en la que había descansado. Con suerte, ella no sería tan tonta como para regresar por una nueva muerte, porque él sabía que era justo para ella permanecer en la basura de la que provenía su especie.

"A ningún humano se le debe permitir el privilegio de poner una mano sobre el Lordvessel, incluso si el enlace de la primera llama lo requiere". Ornstein se dirigió. A cambio, Smough se rió entre dientes.

"No te atribuyas crédito solo porque te otorgaron un alma especial, dragon slayer".

El caballero agitó una mano despectivamente hacia el verdugo antes de regresar a su posición.

Observó la puerta de niebla que protegía la entrada. Esperaba, cada vez que miraba su lanza cruzada, empapada en sangre, que los muertos vivientes no fueran como muchos de ellos . Criaturas codiciosas. Usurpadores ambiciosos en busca de un poder superior. Esos fueron los peores con los que lidiar.

O eso esperaba.

Ella seguía volviendo, porque tal era su fuerza de voluntad; como si esperara apaciguar su resistencia con él solo teniendo que soportar verla de nuevo en pie. No entendía lo que la hacía tan determinada; ¿No podría darse cuenta de que era una batalla perdida? Dos contra uno, y más fuertes, sin duda. Estaba asegurado para proteger al Lordvessel con su vida, y aunque su actuación patética había estado cerca de ponerlo de rodillas por una risa inconmensurable, algo que no había podido hacer durante años, se levantó y saltó del agua. suelo, listo para bañarla en carmesí tantas veces como sea necesario. Por suerte para él, Smough parecía tan dispuesto a cumplir su palabra, aunque Ornstein consideraba su compañía como la más desagradable.

La paciencia del asesino de dragones comenzó a descarrilarse cuando ella les arrojó bombas incendiarias, aunque inútilmente. Se acercaba a la humillación. Él clavó su lanza en su cráneo sin mucho esfuerzo, haciendo un macabro lío de carne desgarrada sobre los azulejos brillantes. Tal vez eso le daría una lección.

En algún momento la vio a través de la niebla, llevando su fiel alabarda y su escudo, y Ornstein gritó en voz alta, la furia se apoderó de él. "¡Regresa de donde viniste!", Antes de que su lanza cruzada la sesgara como un pez y más sangre ensuciara la tierra pura y dorada. Detrás de él, la risa de Smough reverberó en la habitación.

"¿Qué crees que es tan divertido?" Ornstein gruñó. Agitó la lanza en el aire amenazadoramente, esperando que Smough recordara quién era el que todavía estaba a cargo.

El grotesco casco ocultaba la expresión de Smough, pero Ornstein había estado a su lado el tiempo suficiente para darse cuenta cuando los ojos del verdugo crujían de regodeo.

"Me parece divertido que un humano tan pobre pueda irritarte tan fácilmente, oh, gran asesino de dragones". Smough se burló.

Era vergonzoso cómo, después de tanto tiempo, Smough todavía podría ser un engendro tan irritante. El agarre de Ornstein sobre la lanza se apretó.

"¿Qué pasa, Capitán? ¿Está herido su orgullo?"