one shots Rayis

Noob saibot x reader (mortal kombat )

Nota : estás historias no son mías. "Créditos a sus respectivos autores " ya que yo solo las traduzco y o-o ...bueno la mitad del trabajo lo hace google asi que si ven una falta de ortografía o que en algunos momentos a la rayis le digan "el , eso, " es culpa del traductor xD

"¿Fue una invitación?" Una pregunta inocente de un hombre que no era para nada. A pesar de que fue cuidadoso con usted, en ocasiones fue difícil no sentirse intimidado por alguien tan mortalmente positivo, pero suponía que eso era parte de la emoción original de estar con él. A pesar de las dudas iniciales que tenías sobre él, rápidamente se hizo evidente que estabas más seguro cuando estaba contigo. Estabas sentado a la mesa, disfrutando de un descanso para tomar café, cuando él entró hace unos minutos. Incapaz de resistirse a presionar sus botones, la conversación se convirtió rápidamente en un intercambio de púas. Sin duda, a cualquier otra persona le parecería una locura que provocaras deliberadamente a Noob Saibot, pero querías algo que fuera muy bueno para dar, de ahí su pregunta.

"¿Una invitación a qué?", ​​Preguntaste mientras girabas la cuchara en tu café. El levantamiento de tus cejas, y el tono elevado de tu voz fue el intento de papel que diste sin pensar. Sabías exactamente lo que estaba preguntando. Estaba preguntando si querías jugar, si querías ser rudo, si querías que te follara. Lo hiciste, por supuesto, pero estos pocos momentos previos al juego crearían el ambiente para la diversión más adelante. Él nunca te tocaría hasta que le confirmes verbalmente que querías porque la velocidad a la que las cosas se calentarían entre ti era intensa por decir lo menos, y tuvo cuidado de nunca lastimarte de una manera que no querías ser.

Lamiste el dorso de la cuchara y lo miraste fijamente, antes de tomar un sorbo de tu taza. No se había movido, todavía estaba apoyado contra el mostrador, con los brazos cruzados contra su pecho solo mirándote. Sin embargo, había una cierta tensión en sus músculos que no había estado allí momentos antes. Como si estuviera a punto de saltar, se sintió como una emoción atravesar tus venas de la misma manera que hizo que tu corazón martilleara en tu pecho.

"¿Entonces quieres ponerte rudo?" Estaba lejos de ser una amenaza, era una deliciosa promesa de todas las cosas maravillosas que te haría, siempre que dijeras que sí. Apoyaste la barbilla en tu mano y lo miraste como si realmente estuvieras debatiendo la conclusión inevitable. Lo estabas sacando, disfrutando de la forma en que su mandíbula se apretó al verte jugar con él antes de que recuperara el control.

"¿Hay alguna otra forma de llegar?", Preguntaste, volteando la cabeza hacia atrás y bajando el resto del café. Ardió en el camino, pero no había quedado suficiente para realmente doler. Te volteaste en tu silla para finalmente enfrentarte a él por completo, separando deliberadamente tus piernas de una manera no demasiado femenina. Podría haber escapado a la detección si no hubieras estado usando un vestido corto. Sus ojos se movieron hacia abajo, entre tus piernas, y finalmente se movió. Cerró la distancia entre ustedes dos en meros momentos. A solo centímetros de tu silla, tenías que separar más las piernas para evitar golpear las rodillas con él. Se paró entre ellos, elevándose sobre ti y obligándote a sentarte derecho para mirarlo a la cara. Tus ojos estaban al nivel de sus caderas, y era muy tentador extender una mano para rozar su ingle.

"Eso no fue un sí o un no, mocoso". Su mirada era penetrante, y te hizo retorcer por algunas razones. Había un anhelo familiar formándose en el interior que solo él sabía cómo cumplir. Extendiste la mano y le subió la camisa lo suficiente como para envolver tus brazos alrededor de su cintura y plantar un beso justo debajo de su ombligo. Inclinó la cabeza hacia atrás, apoyando la barbilla en su carne para mirarlo con su mirada de adoración. Él sabía cómo satisfacer tus necesidades, todas ellas.

"Sí, quiero ponerme rudo", mientras hablas, finalmente te tocó. Su mano acarició tu cabello, un gesto simple y afectuoso, una calma antes de la tormenta.