Capítulo 1

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Desde que tengo memoria mi única motivación en el colegio han sido los estudios. Mi meta siempre ha sido ser la alumna destacada del curso. Ese fin no ha cambiado mucho hoy en día, mi sueño desde primero ha sido ser la mejor en la lista de notas de Jackson y graduarme con honores; sin embargo, mi puesto siempre es usurpado —leíste bien: «usurpado»— por Chase Frederick. ¿Cómo ha sido posible? ¡Después de pasar horas, días, meses preparándome! Las ganas de arrancarme los ojos y tirarlos a la basura son enormes, pero me contengo de hacerlo cuando escucho la voz de mi amiga junto a mí.

—¡Oh...! —exclama con compasión fingida—. De nuevo estás en el segundo lugar ¡Qué deprimente! —dice, posando su mano en mi hombro. La aparto molesta, y ella ríe enseñándome sus blancos dientes y achinando sus verdosos ojos que contrastan de golpe con su cabello rojizo.

—Gracias, Anne. No lo había notado —formulo con sarcasmo rodando los ojos en otra dirección.

Anne se agarra el estómago riendo aún más fuerte y por Dios que su risa es de esas que llaman la atención. Claro, todo el mundo la mira a ella porque, para los demás, yo soy una invisible. Aquí soy una muralla más, un pasillo, una silla sin respaldo, un fantasma o algo así.

—Ah... maldición, Michi —da un largo y profundo suspiro—. ¿Qué sería de mi mundo sin ti? Me alegras la maldita existencia —confiesa mi amiga secando una lágrima del rabillo de su ojo derecho.

—Tú solo te ríes de mis desgracias —espeto, provocando de nuevo sus carcajadas—. Eres una amiga ejemplar, Anne Collins —agrego en tono mordaz, Anne da una bocanada de aire y deja de reírse. Aun así, de su rostro no se borra la sonrisa burlona.

—Lo sé, querida, por eso me adoras —exhala y me guiña un ojo—. Golpeo su hombro y le sonrío también.

Conozco a Anne desde que dejé de usar pañales —bueno, tal vez estoy exagerando un poco—. Es mi única y mejor amiga. Con ella he vivido gran parte de la vida, tanto, que hasta podría llamarla hermana. Claro, ella es un caso perdido. Las dos somos, de cierto modo, muy diferentes pero logramos complementarnos muy bien. A diferencia de mí, ella es mucho más independiente, bonita, atrevida y desinteresada con los estudios. Su melena roja alborotada, sus notorias pecas en el rostro y esos enormes ojos verdes hacen que todas las miradas siempre se posen en ella. Tiene tantos admiradores que no podrían ser contados con los dedos de la mano. Todo lo contrario a mí, para los demás yo soy «la amiga de Anne».

—¡Miau! —maúlla de pronto—. Mira quienes llegaron —me da un codazo en el vientre, sacándome de mis pensamientos—. Mis ojos —y los de todos en el pasillo— se dirigen a la entrada del colegio.

Con aire de suficiencia como si de dioses griegos se tratase, con sus rostros perfectamente formados, sus músculos de modelos, sus labios rojizos formados por una perfecta curvatura, cabellos despeinados y su vestimenta «súper a la moda»; Mika, Jax y Chase, hacen su aparición en el primer día de colegio revolucionando todo el largo pasillo.

Siguen siendo los mismos egocéntricos y sin cerebro de siempre. Bueno, bueno, haré una excepción; sin cerebro los dos primeros, no sucede lo mismo con el último que nombré.

¿Cómo es que ese trío de tarados son los más populares del colegio? Tienen toda la escuela bajo su control.

Por obligación, mientras avanzan a través del pasillo, nos pegamos contra las murallas —regla número 1: no tocarlos sin su permiso—. Si algún pobre diablo toca el pliegue de la ropa de uno de Los tres mosqueteros, como solemos llamarlos alegremente Anne y yo, debe considerarse muerto.

Luego, todos los que no son considerados dentro del mágico mundo de los populares bajamos la vista.

Regla número 2: no los mires.

Rompiendo tus reglas ⚡️Versión antigua ⚡️Where stories live. Discover now