Capítulo 10

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Lunes.

Después de un desayuno lleno de nutrientes y despedirme de mis padres, salgo de la casa y me dirijo al ascensor lo más rápido posible, con pasos agigantados y algo torpes. No es que esté apurada, sino que no quiero ver a «esa» persona. Y cuando digo «esa persona» me refiero al simio mentiroso que tengo por vecino.

¿Por qué? Simple, no sé cómo reaccionar al verlo después de la supuesta confesión que hizo en el desayuno y la explicación que me dio por la noche. Nunca alguien, en mis diecisiete aburridas primaveras, puso sus ojos sobre mí de forma romántica, ni se me confesó. Y ahora, que lo haga el chico más popular de Jackson me parece de lo más absurdo. Sigo y seguiré preguntándome, por el resto que me queda de vida, ¿cómo pasó que Chase se fijara en mí? Es decir, ¿en qué momento se dio cuenta de que le gustaba?

¿El primer día? ¿Después? Sea como sea, intentaré actuar natural.

Cruzo los dedos de mis manos después de apretar los botones del ascensor y cuando las puertas están a segundos de cerrarse... ¡CHAN! Una mano salvaje vuelve a abrirlas. Frente a mí, con ese tan arrogante rostro que siempre odié —me corrijo: que odio—, Chase procede a entrar con el paso más lento que el de una tortuga, como si supiera que encontrarlo aquí fuese mi peor pesadilla.

—Buenos días, vecina.

Lo escucho cercano y volteo para verlo. Él se ha inclinado un poco hacia mí para saludarme, así que doy un paso hacia el otro lado para alejarme de él.

—Eres tan extraño —frunzo el ceño, cruzando mis brazos—. «Mira quién lo dice» ¿Es lo que me dirás verdad? —agrego al instante, haciendo una mala imitación de él. Chase hace un gesto dudoso y luego suspira.

—No tenía esa intención, pero creo que lo eres. Michi, ¿no piensas decir nada de lo que te dije el otro día?

Siento que me rodea un aura extraña y maligna. La piel se me pone como la de una gallina. El corazón se me contrae.¡

Argh! ¿Qué es lo que debería decir?

El ascensor se detiene en el primer piso y las puertas se abren. No obstante, Chase se interpone en la entrada del ascensor, extiende sus brazos y piernas hacia los lados, impidiendo que pase. Me tiene acorralada dentro del inestable ascensor.

—¿Entonces? —pregunta.

—¿Acaso eres un acosador? —exclamo, provocando que saque una más de sus sonrisas juguetonas, las cuales me caen como patada al estómago—. ¡Déjame pasar!

Me acerco y trato de apartar sus brazos del marco del ascensor, pero es evidente que él es más fuerte que yo. Así que después de varios intentos en vano, doy un suspiro pesado.

—Estás de mal humor, ¿tienes tu periodo?

—Es lunes, Chase. Y sí, cariño, estoy en mis días —respondo con tono latoso—. ¡Y para colmo debo encontrarme contigo tan temprano por la mañana!

—¿Tan feo soy? —su pregunta repentina hace que me ruborice y él parece notarlo. Me cubro las mejillas con algunos mechones de mi cabello—. ¿Acaso no te gusto ni un poquito?

Cielos, es obvio que está más bueno que actor de cine, pero su personalidad lo arruina todo.

—No... Es decir, me resulta complicado.

Levanto mis manos para darle una explicación relativamente razonable, pero me veo interrumpida cuando escucho que lo llaman. Chase enseguida baja sus brazos y gira sobre sí para avanzar hasta la silueta, algo difusa, de una chica. Yo no tardo en salir del ascensor y quedar a su lado; entonces, la reconozco. Es la misma chica con la que me topé el sábado cuando llegaba de mi junta con Anne.

Rompiendo tus reglas ⚡️Versión antigua ⚡️Where stories live. Discover now