Capítulo 7

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Apenas le cuento mi mañana a Anne, ella comienza a reír a carcajadas ¿En serio es para reírse? Yo sufrí al despertar recordando mi encuentro con Betty —Anne también tuvo el lujo de conocer la pantufla de mi mamá una vez que ella estaba de malas y me amenazó frente a mi amiga— y sudé mares metida en el clóset de Chase. Yo no estaría riéndome si le hubiese ocurrido a ella, pero como Anne es una amiga ejemplar se ríe.

—¿Qué clase de amiga eres, Anne? ¡Siempre te ríes de mis desgracias!

—Lo siento —se disculpa. Como si eso bastara para hacerme sentirme mejor—. ¿Te das cuenta lo desgraciada que es tu vida? No entiendo qué mierda haces para meterte en tantos problemas.

—No lo sé. Debí ser alguna dictadora en mi vida pasada o le he hecho mal a mucha gente —alzo mi vista al techo del comedor con la esperanza de encontrar un portal al cielo—. Dios, dime, ¿qué he hecho de malo para que me pasen estas cosas?

Anne me da unas palmaditas en la espalda y dice algo que no alcanzo a comprender debido a que tiene la boca llena de comida. Hago un gesto de asco y ella se cubre la boca para que la comida no se le salga disparada. Después de unos minutos, donde el apetito se me va al verla, traga con mucho esfuerzo y mira por encima de mi hombro hacia la mesa donde Los tres mosqueteros se sientan.

—Mika te está mirando, creo que quiere que lo invites al baile —dice con voz coqueta. Pestañea repetidas veces ladeando su cabeza. Solo falta un día para que sea el tan esperado baile.

—¡Ja! —exclamo, llamando la atención de los otros chicos sentados en nuestra mesa—. Él quiere que me mantenga alejada de Chase, dice que es de su hermana —lanzo un bufido, resignada.

—Entonces más te vale que no se entere de que te has metido en su habitación y lo has visto desnudo... —le lanzo una mirada que podría partirla en dos—. Bueno, con una toalla —se corrige—, que es casi lo mismo.

Me encojo de hombros.

De pronto, siento que una ampolleta se ilumina arriba de mi cabeza, tal vez la chica de la mañana es la novia de Chase. En otras palabras, quizás aquella chica es la hermana de Mika. De ser así, me considero muerta porque ella sabía que estaba metida en su clóset y, quizás, ahora mismo Mika sabe lo que ocurrió en la mañana y me está mirando pensando cómo y dónde matarme.

Está bien, no exageraré más.

La noche tan esperada por los muchachos de Jackson ha llegado. Para mí, como ya me había propuesto el primer día de clases, será mi gran noche de películas románticas; donde podré soñar despierta con chicos de ensueño que no se parecen en nada a Chase —oh, Michi, no arruines tu noche pensando en ese tarado—. Ni a Chase ni a ningún hombre de la vida real porque, vamos, todos conocemos el dicho: «chicos así solo se encuentran en películas y libros».

Enciendo mi televisor y preparo mi helado de chocolate para plantarme a ver las películas. Ya me he puesto el pijama, he apagado la luz de mi habitación, le he advertido a mis padres no molestarme si me ven llorando y encontré el escurridizo control del DVD.

Estoy a segundos de llevar la primera cucharada de helado a mi boca cuando, desde el otro lado de la ventana, Pato aparece maullando. Conozco lo suficiente a mi gato para saber que quiere entrar; sin embargo, cuando le abro la ventana se sube a la baranda del balcón que divide el mío con el de Chase. Vuelve a maullar, salta al balcón de Chase y es el momento preciso en que escucho la detestable voz de mi vecino llamarme.

—Michi... —dice, pero no con ese típico tono sarcástico y arrogante, sino con una voz áspera y débil—. Michi...

Vuelve a llamar, arrugo las cejas, meditando. ¿No debería estar en el baile con su novia?

Rompiendo tus reglas ⚡️Versión antigua ⚡️Where stories live. Discover now