Capítulo 4

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Puedo sentir la respiración tibia de Chase chocando con la mía. Nuestros rostros a solo centímetros de rozarse. Sus manos apretando mi cintura como nunca nadie —o mejor dicho: como ningún chico— lo había hecho. Puedo oler su perfume y hasta el singular aroma de su champú, uno de esas marcas caras que ven- den en las grandes tiendas y que suelo oler con el deseo de algún día comprarlo. Los ojos de los dos observándonos sin dar paso a algún pestañar. Y nuestros labios queriendo decir algo, pero sin poder hacerlo. Nos hemos quedado impactados e inmovilizados, con el corazón latiendo a mil por segundo.

Vamos Michi, suéltalo. ¿O quieres estar pegada a él todo el día?

Aparto mis brazos de Chase y él, enseguida, quita sus manos de mi cintura. El calor vuelve a recorrerme el cuerpo entero y mis mejillas están a segundos de incendiarse. Por Dios, espero que él no note que estoy como un tomate, porque eso sí que sería feo, degradante, más que horrible; eso sería una muestra de debilidad ante mi némesis.

Eugh... toqué a una nerd —escucho que comenta y siento como si me dieran un rodillazo en la espalda cuando lo hace. Giro con rapidez mi cabeza para mirarlo. Chase observa sus manos.

—Eugh, toqué a un idiota sin materia gris —respondo en tono aburrido. Con su comentario todo mi nerviosismo cambió a enojo. ¿Es que él no tiene nada bueno que decir sobre mí?

Ya... tú tampoco tienes algo bueno que decir de él, Michi.

Los dos volvemos a sentarnos en nuestros rincones, suspiramos al mismo tiempo y miramos al vacío. Si hubiese sabido que me quedaría atrapada en el ascensor con Chase, mejor no me hubiese levantado.

—Sin materia gris... —comienza a reír de nuevo, como si lo que dije fuera un chiste y no un insulto—. Por eso siempre me ganas en los exámenes, ¿no? —comenta con sarcasmo y me mira sonriente.

Golpe bajo.

—Eso no quiere decir que seas más inteligente que yo —refunfuño—. Espera un segundo... —miro la entrada del ascensor. Los dos callamos al escuchar voces desde el otro lado.

Se escucha otro «¡crack!» y la puerta se abre. Chase y yo nos levantamos, nos miramos y luego vimos a los rescatistas. ¡Aleluya! Después de que ellos comprueban que no estamos heridos nos dejan libres. Diviso a Jax y Mika en el pasillo. Al ver a Chase sus rostros cambiaron completamente, como si no los hubiesen visto desde hace años.

—¡Chase! —exclama Jax, al verlo—. Hermano, nos asustaste —dice, abrazándolo cuando sale—. ¿Estás bien?

—Sí, sí. Apártate, me haces quedar como una marica —responde Chase a Jax y los dos se echan a reír.

Hombres y sus ofensas...

Mika los mira como si fueran unos locos y se aleja unos pasos blanqueando sus ojos, estos recaen en mí. Al verme sonríe y se acerca al rincón donde me acomodaba la ropa. Cuando veo que viene hacia mí no pude evitar querer hacerme invisible.

—¡Chica de los autos! —exclama, metiendo sus manos en los bolsillos de su jean. Mis mejillas arden. Le sonrío de una forma boba y bajo la cabeza tímida, para que él no note que me he ruborizado—. ¿Tú también estabas metida allí? —afirmo y vuelvo sonreír.

Deja de sonreír, estúpida. Creerá que estás igual de loca que sus amigos.

—Uff... —bufa y lleva una mano a su cabeza para rascarse el cabello. Ese gesto extraño que los chicos siempre hacen cuando están algo nervioso. ¿Acaso él lo está? —. Tuviste que soportar a Chase...

—¡Hey...! —se escucha a sus espaldas y luego una mano golpea su cabeza. Es la de Chase— ¿Conoces a la nerd? —le pregunta a Mika apuntándome, quien se frota donde lo golpeó. Me cruzo de brazos molesta.

Rompiendo tus reglas ⚡️Versión antigua ⚡️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora