Capítulo 8. Parte II

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A la mañana siguiente, Soleys estaba de muy buen humor, como siempre y como si nada de la noche anterior hubiera sucedido. El tiempo era formidable, y Alerigan se había despertado con energías renovadas, por lo que decidió salir a correr con la compañía inestimable de Canela.

Ambos jugueteaban entrelazándose en la carrera; el muchacho utilizaba todas sus fuerzas para seguir el ritmo del majestuoso animal, pero se le hacía imposible. Cuando comenzó a descender el ritmo, Canela se situó a su lado haciendo una reverencia, como si fuera un ser humano. Alerigan no entendía nada hasta que la joven de Shanarim le habló desde su Bestia Indomable.

-Te está ofreciendo que subas a su lomo -le gritó desde la distancia-. Considérate muy afortunado, los fanghors solo permiten tener un jinete en sus largas vidas, por lo que son muy selectivos. Te has ganado el mayor honor que Canela pudiera ofrecerle a nadie, Alerigan. Enhorabuena.

No podía evitar alegrarse por su amiga peluda, se había dado cuenta de que el animal había sentido un profundo afecto por el chico desde que lo conoció, y que además lo estaba poniendo a prueba desde hacía mucho tiempo.

Antes de subirse sobre la bestia, Alerigan realizó una reverencia lo más idéntica que pudo a la de Canela y se montó en su grupa. Entonces, el gigantesco animal inició la carrera a toda velocidad. El muchacho disfrutó de la rapidez como nunca y del nuevo vínculo que se había formado entre el fanghor y él, mientras Anders y Soleys aceleraban el paso para intentar darles alcance sin éxito.

Gracias a la carrera del fanghor llegaron antes de lo previsto a las faldas de las Montañas del Este, que se mostraban majestuosas ante los ojos de sus nuevos visitantes. Bajo ellas, les había contado Kindu, se encontraba una cadena de túneles subterráneos que formaban un laberinto imposible para ojos inexpertos. Una vez superado el laberinto, llegarían a la Colmena, como se hacía llamar el hogar de la Prístina'dea: el oráculo de Shanarim.

-Muchachos, hay algo que no os he contado sobre este lugar. Pensé que sería mejor que os lo dijera llegado el momento.

Había cosas que eran demasiado complicadas de explicar con palabras, que era mejor ver para poder entender. Por eso, la joven había decidido esperar.

Se bajó con parsimonia de su Bestia Indomable, casi parecía querer alargar el momento antes de empezar a hablar.

-¿De qué se trata, Soleys? -preguntó Anders desesperado ante la paciencia de esta.

-Bueno, a este lugar solo se puede entrar a pie, por lo que mi Bestia Indomable y Canela han de quedarse fuera, esperándonos. Además, es una especie de lugar sagrado, por lo que hemos de respetarlo en todo momento. -Soleys cogió aire-. Una vez dentro, habrá un camino abierto para cada uno de nosotros, así que tendremos que separarnos.

-¿Qué significa eso? ¿Es una especie de trampa? -Alerigan comenzaba a desconfiar de la situación. La primera técnica que se aprendía en el campo de batalla siempre era: «Divide y vencerás».

-El oráculo nos pondrá a prueba de forma individual. Nos mostrará cosas que intentarán hacernos flaquear, pero no debéis olvidar que nada es real. Solo así lograremos encontrarnos al otro lado, en la Colmena.

-¿Qué tipo de cosas, Soleys? No entiendo qué pretende conseguir con esto el oráculo. -La inquietud también había aparecido en Anders. Después de la experiencia en el Mausoleo de Dahyn no podía soportar pensar en una situación similar-. Se supone que hemos venido a pedirle información, nada más.

-Ya lo sé, pero aquí las cosas son así: nadie ve a la Prístina'dea sin superar la prueba. Nos mostrará visiones, intentando que cedan nuestras determinaciones. Quiere ver cuán fuerte es nuestra entereza, o algo así.

-Eso ya lo veremos. No nos separaremos, no tienen forma de saberlo. Iremos juntos y punto.

-Ahora veréis cómo son las cosas ahí dentro, no es tan fácil, Alerigan.

Soleys conocía muy bien los viejos trucos del oráculo para los visitantes, se divertía mucho a su costa.

-Cuida del carro, Canela. Volveremos lo antes posible -dijo ella, acariciando el morro del fanghor, que obedeció y se echó a los pies de la Bestia Indomable.

Se introdujeron en la cueva subterránea: la muchacha iba en primer lugar, aunque el miedo la mantuviera muy alerta, y Anders cargaba en sus brazos con una Nym cada vez más pálida y ausente. Unos pasos más atrás venía el guerrero de la primavera, con la espada en mano lista para actuar.

Una vez dentro, vieron que el camino se bifurcaba en tres entradas a cuevas más profundas. Antes de cada entrada, en la arena del suelo, había dibujadas unas letras: en la primera entrada aparecía: «Soleys», en la segunda: «Anders», y en la tercera y última: «Alerigan y Nym».

-¿Cómo es posible? ¿Cómo demonios ha sabido nuestros nombres? -Anders había pasado de la desconfianza al pavor en cuestión de segundos.

-No lo sé, hermano. Pero esto se pone cada vez más espeluznante.

Ambos miraban en todas direcciones, buscando los indicios de alguna presencia que hubiera escrito sus nombres, pero en la caverna solo estaban ellos.

-No tenemos otra opción. Lo único que podemos hacer es pasar por el aro y continuar cada uno por el camino marcado, sino nunca llegaremos a la Colmena.

-Pero ¿por qué han escrito que Nym debe ir conmigo?

-No lo sé, pero no es mala idea. Tú podrás protegerla, ya que ahora mismo es la más vulnerable de todos nosotros. -Soleys no se esperaba ese recibimiento, pero sabía que las cosas no habían hecho más que empezar.

-Bien, será mejor que no lo pospongamos más.

Alerigan tomó a Nym en sus brazos y la cargó en la espalda. Sin más dilación se dirigió hacia la entrada que les correspondía, pero Soleys lo detuvo sujetándolo por el hombro.

-Tened mucho cuidado -dijo muy pálida-, como ya os he dicho antes, aquí nada es lo que parece y no os dejéis engañar por el oráculo. Ella sabe cómo manipular las mentes de cualquier ser humano a su gusto.

Se colocaron cada uno en la entrada con su nombre sin dejar de mirarse. Alerigan asintió y recibió la misma respuesta de sus dos compañeros, que dieron un paso adelante.

Cuando solo quedaron las sombras de sus cuerpos adentrándose en lo desconocido, una ráfaga de viento procedente de la nada borró los nombres escritos en la arena.

La Sombra de MiradhurWhere stories live. Discover now