Donde nace la ambición

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Siempre he pensado que en este mundo existen dos tipos de personas: las conformistas y las insaciables. Por supuesto, yo me incluyo entre estos últimos, ya que cada día que pasa, y cuanto más poder tengo, más ambiciono. No considero que sea un error, el error perdura en la mediocridad de la sociedad conformista de la que me rodeo.

Cada mañana, a través de la ventana de mi palacio de cristal, veo a las mismas personas con las mismas rutinas: se levantan, antes incluso de que salga el sol, van a trabajar y vuelven a casa a dormir. ¿Y qué consiguen con eso? Nada, solo vivir el día a día, ganar el suficiente dinero para comer y existir un día más. No disfrutan, no se dan placer alguno. Y lo peor es que muchos de ellos me llaman degenerado, oveja descarriada incluso, pero claro... nunca lo suficientemente alto para que lo escuche o al menos eso piensan ellos.

Sería muy fácil para mí matarlos; con señalarlos con el dedo, me sería suficiente. Pero adoro las críticas y que piensen en mí. La indiferencia es el peor sentimiento que puedes generar en alguien.

Mi lema siempre ha sido que la depravación se oculta tras los ojos del que juzga. Yo vivo como quiero, disfruto de todas las cosas hermosas y maravillosas que nos da la vida, y así he llegado adonde estoy. Siendo muy joven quise escalar a lo más alto, y creedme cuando digo que me metí en los peores lugares que encontré y tuve que hacer cosas por las que aún hoy siento repugnancia. Pero todo fue por un objetivo: triunfar, alcanzar la máxima gloria y el poder.
Miradme ahora, no hay nada que no esté a mi alcance ni nada que no pueda conseguir con un chasquido de mis dedos.

Lienne, amo y señor de Olusha.

La Sombra de MiradhurWhere stories live. Discover now