Capítulo 33

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Ella estaba radiante con la luz de la luna que entraba por las ventanas lamiéndole la piel, como antes había hecho el joven Lienne. Aún no creía que hubiera regresado, Büsharia había vuelto a sentir algo por él al verlo en el muelle. Apareció en medio de la noche en su habitación, caminando como un depredador sobre su cama, insinuante y tremendamente atractiva, pero con una forma particular.

Büsharia había adquirido una forma similar a la que siempre usaba cuando estaba con él, pero en esta ocasión no era una lia'harel, sino una humana. Cuando Lienne la vio se quedó algo turbado, pero con el calor del momento no lo tuvo en cuenta y continuó acariciando el cuerpo de su amada.

Ahora ella estaba allí tumbada a su lado, siguiendo con el dedo las líneas que marcaban sus músculos, deslizándose por el pecho, lo abdominales hasta acercarse curiosa a su intimidad y, una vez allí, volver hacia arriba con una mueca maliciosa y coqueta.

Después de hacer el amor, pensaba Lienne, era cuando más hermosas se veían las mujeres, con el pelo enmarañado y una expresión de clímax en sus caras, antes inocentes. Además, como siempre, en los momentos de cama era donde se tenían las conversaciones más interesantes.

—¿Por qué has venido con esa apariencia? —preguntó Lienne, mientras observaba cómo ella continuaba con su juego favorito de provocación.

—Me pareció divertido. No quiero que el sexo conmigo se convierta en una rutina aburrida.

—Contigo es de todo menos aburrido. Y ¿puede saberse qué te hizo volver a esta casa después de tanto tiempo?

—¿No está claro? —preguntó ella, colocándose la melena hacia un lado—. He vuelto por ti, Lienne.

—No —contestó él, cogiéndole la mano para detener su entretenimiento—, has vuelto para meterte en mi cama, nada más. Esto no puede seguir así, vienes cuando necesitas desahogarte y te largas sin importarte lo que piense yo.

—Por favor, Lienne. —Ella tiró de la mano hasta liberarse—. ¿Desde cuándo te has vuelto un romántico?

—Desde que te conocí y me enamoré de ti —contestó.

Por un momento, Büsharia se quedó sin saber qué contestar, así que se levantó de la cama y comenzó a recoger su ropa del suelo.

—¿Por qué tienes que estropearlo todo? —preguntó al fin, encolerizada—. Se supone que esto era perfecto, porque los dos sabíamos lo que queríamos, y llegas tú y empiezas a hablar de amor. Lienne, no me conoces, no sabes quién soy. No puedes estar enamorado de un fantasma.

—Pues muéstrame quién eres. —Lienne se dio cuenta de lo que querían decir en realidad aquellas palabras—. Nunca te he visto en tu forma física real, ¿verdad?

—Claro que no —contestó la mujer con un resoplido—, esto no ha sido más que una ilusión. Vine a Olusha porque me sentía sola y te encontré a ti, me resultaban divertidos nuestros encuentros y cómo te esforzabas por conquistarme. Yo hace mucho tiempo que dejé de sentir amor por nadie, Lienne. Para mí siempre has sido un chico muy atractivo y habilidoso en lo que me interesaba.

—Entonces, cuando me decías que me querías y que querías vivir conmigo aquí, ¿era todo mentira?

Büsharia, que estaba sin cubrirse con su vestido escotado a medio camino de su cuerpo, se sentó en la cama sobre Lienne a la altura de la cadera y le sujetó la cabeza con ambas manos.

—Te seré sincera porque te aprecio y no quiero verte sufrir. El mundo tal y como lo conocemos va a desaparecer en muy poco tiempo. Los humanos vais a desaparecer los primeros porque sois los más débiles. Lienne, saborea los pocos momentos buenos que te quedan en esta tierra y olvídate de todo lo demás. Disfruta conmigo —dijo mientras movía la pelvis con movimientos circulares que, por un momento, nublaron la razón del chico.

La Sombra de MiradhurWhere stories live. Discover now