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—Mi amor por ti, es del tamaño del oso—Celeste soltó una ruidosa carcajada cuando escuchó a Isaías decir eso.

—Pero que migajas de amor te da este idiota, por lo menos todos estos idiotas a tu alrededor te dicen que te aman de aquí a la luna , de ida y vuelta cien mil veces más.

Bueno, por lo menos Isaías es "realista"

Algunos te prométeme bajarte la luna y ni siquiera le bajan al escusado.

Acepte el oso de peluche, colocándolo aún lado. Fue el turno de una mujer, me entregó un rosa y una rebanada de pastel de chocolate. Le agradecí un tanto incomoda, ella se sonrojó con intensidad y se fue corriendo.

—Hasta mojas coños, Anna— Dijo celeste burlonamente. Era hora de entrar a clases, algunos chicos faltaron de entregarme el regalo—¡Ya saben! ¡Lo tontos e incompetente que faltaron de entregar sus miserias , se lo darán al final de clases! , ¿por que tengo que repetir las indicaciones? si ya conocen y saben muy bien cómo funciona esto!

—Señorita bella—El conserje llegó y muy amablemente comentó— ¿Quiere que le cuide los regalos? — Le sonreí con alegría.

—Por favor Sergio, es usted muy amable.

.....

—Esto es para ti, Annabella— De todos los regalos que recibí esta mañana, los girasoles que Dalton me entregó, era lo que más me emocionaba.

Eran hermosos, ocho en total. Yo realmente amaba a este hombre. Me regalo también una pulsera de oro fino.

Yo le regale un perfume que costaba una millonada, pero por este hombre me gasto toda mi mesada en un día. Se despidió con un beso en la mejilla.

A celeste le regale una bolsa de marca con flores adentro de esta ,la volvió loca.

—¡Dios mío! ¡Debió de haberte costado un ojo de la cara! — Toque mis ojos y negué.

.....

—Escucha esto— Celeste carraspeó llamando mi atención. En sus manos tenía una de las mil cartas que me habían obsequiado. Estábamos en mi recámara leyendo y comiendo los chocolates. Estornude, las flores las habían traído los hombres de papá a mi habitación. Y creo que fue mala idea por que no dejaba de estornudar—Bella, mi hermosa bella— fingió voz de poeta— Eres mi Afrodita virgen con alas para ser cortadas — Celeste paro de leer—Diablos señorita, eso se oye muy de locos.

Comí un chocolate mientras la seguí escuchado.

—Sigue leyendo—Dije. Me desplome sobre él oso de peluche afelpado que me había regalado Isaí— pregunte con interés. Celeste miro por detrás para verificar.

—No dice, es raro. Los idiotas siempre ponen su nombre y su número — Celeste se burló— Los ilusos creen que les llamarás. — tomó otra carta y empezó a leer—Eres mi amor platónico, naciste hacer pecar a los hombres con tan solo mirarte.

—Bella— papá entró a mi habitación y miro toda las flores con el ceño fruncido para empezar a estornudar, me reí, él también era alérgico al polen. Ahora sabía de quien había heredado eso —Joder, pero que...— Estornudo otra vez. Se tapó con su antebrazo la nariz para ya no respirar el polen—¿por que tienes toda una florería en tu habitación? — Yo estornude dejando caer los chocolates en el suelo. Las tenía por que son hermosas, tenía que admitirlo— ¿Y por que tienes tantos chocolates y cartas?— se acercó a mi cama y tomó una carta para empezar a leerla. Sin quitarse el antebrazo de su nariz.

—Son regalos de san Valentín, papá. — Volví a estornudar, la única que no lo hacía era celeste, para ella era como respirar aire puro. Mamá llegó y observo todo con emoción.

Bella +18  (4 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora