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Bella

Apreté mis labios en una delgada línea tragándome el grito de ansiedad. Quería desasearme de la cinta que me mantenía unida a la cama y que no me permitía moverme, pero era imposible. La habían reforzado de una manera que me dificultaba siquiera moverme.

— ¿Como te encuentras?— La mire con desagrado cuando la vi entrar  a la habitación. Cinco  días, cinco malditos días en donde ella venía con la intención de llenarme de esa cosa asquerosa—¿Bella?

— Quiero irme— Su mirada de lastimaba solo la hacía verse más hipócrita de lo que y era— Libérame. Lo que estás haciendo está mal. Cameron no te mata aún. Pero mi padre lo hará, eso te lo puedo jurar y prometer— Mis palabras no tuvieron efecto alguno en ella. Tal vez ni si quiera sabía quien era mi padre.

— No puedo— Me mantuve firme y con la misma postura, a pesar de verla afligida y con los ojos llorosos, la odie por lo que me estaba haciendo— Tiene a mis hijos, tu hermano los lastimo. Si no lo hago, los matará. Entiéndeme por favor.

El problema era que yo ya me había cansado de entender a las personas.¿Quien me entendía a mi?.

Que el mundo se joda. El lema de mi padre empezaba a tener sentido para mi.

— Lo hagas o no, los matará de igual manera, ¿Y sabes por que? — La vi negar asustada apretando contra su pecho la jeringa— Por que es un hijo de perra que no le palpita el corazón. Tus hijos no le importan, al final los matará.

—N-No

— Para que te des una idea; El feto que quieres implantar en mi vientre, lo va a matar. Él me lo dijo. Si quiere matar a su hijo, ¿que te hace pensar que no  matará a los tuyos?

— Sabes lavar el cerebro muy bien, bella—Trague las maldiciones que quería soltarle cuando lo vi ingresar a la habitación con una sonrisa de puritita maldad. No lo había visto en estos días, y deseé que no hubiera venido— Disculpa la demora, tenía asuntos importantes que resolver con una escoria.

— Yo no lavó cerebros, yo solo digo lo que es verdad— Me tensé cuando se acercó a mi, repaso su mirada oscura sobre mi cuerpo. Me daba miedo, era un hijo de puta con una mente que ponía a llorar a los adultos del terror que generaba.

—¿Por que querría matar a mi propia sangre?— Voltee mi rostro a un lado para evitar mirarlo— Sería un completo idiota si lo mato, el mocoso te mantendrá en tu lugar y dejarás de hacer estupideces.

— Eres un perro— Me tomó de ambas mejilla con sus manos y me acercó a él. Un demonio era lo que habitaba dentro de él, por eso causaba tanto terror en los demás— Deberías morirte, le harías un favor al mundo que dejarás de utilizar su oxígeno— Soltó una risita burlesca.

— Si yo muero, te arrastro conmigo al puto infierno— Su agarre en mis mejillas empezaba a incomodarme— Si yo subo, tú subes, si yo bajo, tú  bajas. Todo es tan sencillo, ¿por  que carajos complicas las cosas? — Le escupí. Cerro los ojos apretando su mandíbula. Entonces fue que caí en cuanta del error estupido que cometí.

—Perdón— Susurre con temor— N-No quería hacerlo— Él giro un poco para ver sobre su hombro a la mujer que estaba detrás, la cual temblaba.

—¿Ya está preñada? — Le rezaba al cielo que no

— Posiblemente— Titubeó al hablar— No sabría decirle con exactitud, puede qué tal vez.

— Quiero un si o un no. Tu tal vez no me sirve— Un impulso de miedo me llegó cuando lo vi sacarse la camisa— Lárgate — Inmediatamente mire a la mujer que camino con deprisa a la puerta para después salir.

Bella +18  (4 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora