Prólogo

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Es increíble la forma en la que una sola persona puede cambiar nuestra la vida, ¿verdad?

A veces es un amigo de la infancia o alguien a quien acabas de conocer que te hace sentir cosas nuevas, cambia tu forma de ver el mundo y tu manera de pensar.

En la mayoría de los casos decimos que esa persona es el amor de nuestra vida; sentimos algo tan grande y especial por ella, que no sabemos darle nombre y directamente lo denominamos amor, haciéndolo pequeño, cuando quizá sea algo mucho más importante; o quizá no sea nada.

En ocasiones, como es en mi caso, es la persona que menos queremos la que nos hace sentir así, y rechazamos ese sentimiento que pensamos que es amor.

Al fin y al cabo, te enamoras, y dejas de ser, y eres la proyección de la otra persona.

Adoptas sus gustos, sus frases y expresiones, su forma de hablar...

Aunque hoy en día el término «amor» se emplea indebidamente y de manera precipitada.

Pero, ¿cómo sabemos cuándo estamos enamorados? Quizá tan solo sea idolatría o admiración lo que sentimos, o tal vez no sea más que un capricho pasajero.

El amor es la mayor mentira que hay sobre la faz de la tierra.

Sin embargo, yo me enamoré.

Esa persona llegó de forma repentina a mi vida, y puso todo mi mundo patas arriba. Lo que sentía por él, no lo había sentido nunca antes por nadie; y lo que me hacía sentir... Ni siquiera soy capaz de darle nombre.

Pero no es más que un fino hilo lo que separa amor y odio, es algo tan frágil...

Igual que le amé a esa persona con toda mi alma en algunos momentos clave de mi vida, también llegué a odiarla con todo mi ser, hasta desear no haberla conocido nunca.

Esa persona es Christian Wilde.

Es curioso que, después de pasar toda la infancia ignorando mi existencia, en su último año de instituto incrementase tan drásticamente su interés por mí; aunque para eso tuvo una razón muy cruel.

Antes que nada, os contaré brevemente cómo es mi vida.

Soy hija de una de las familias más ricas, mi padre tiene una empresa importante, y mi madre es una de las diseñadoras de ropa más conocidas.

La gente piensa que ser rico es una gozada y que el dinero hace feliz a cualquiera, pero eso no es cierto. Mi familia tiene una imagen que mantener y por la cual no puedo disfrutar de muchas cosas por el simple hecho de que avergonzaría a la familia. ¿De qué sirve tener dinero si no puedes hacer lo que quieres?

Mi hermana, Elisabeth a sus dieciocho años trabaja como modelo para la compañía de mi madre, lo cual es lógico teniendo en cuenta que es una chica alta, de un metro setenta y cinco, con un físico despampanante compuesto por unas piernas largas y delgadas, un trasero respingón, una cinturita de avispa que quita el hipo, un vientre totalmente plano, y unos pechos bien ubicados. Tiene unos profundos ojos verdes heredados de papá, los cuales son resaltados por unas cejas bien definidas. El cabello largo hasta la cintura y de color rubio oro, la hace destacar.

Es la típica niña pija, capitana del equipo de animadoras de su instituto de ricos, y a la cual todos los chicos desean.

Tiene un carácter muy arrogante y una prepotencia que me hace detestarla, y añorar esa época en la que era mi mejor amiga y cuidaba de mí. Ha cambiado tanto...

Por otro lado, está Axel, él es sin duda una de las personas a las que más quiero en el mundo. Ambos nacimos el mismo día y, sinceramente, creo que es algo que nos une; a pesar de este hecho, físicamente nos parecemos en el color del pelo y poco más.

Enamorada De Un Yuppy [✔️] [Gallagher #1]Where stories live. Discover now