Capítulo 39

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     Hemos vuelto a casa, concretamente a la mía. Julie nos abre la puerta con una gran sonrisa y se retira.

     Se supone que Christian tenía otra sorpresa más para mí, y viendo que estamos subiendo a mi habitación, me temo que la sorpresa sea liberar el calentón que ha pillado con el beso de tornillo. Aunque no me desagradaría.

     Cuando entramos,  cierra la puerta y saca algo de su bolsillo. Es una venda.

     —Cierra los ojos —dice situándose tras de mí. Titubeo.

     —¿Te va el rollo sádico?  —pregunto con una suave risa nerviosa y el ríe al compás mientras me tapa los ojos con la venda y la ata.

     Me inquieta el hecho de que no haya respondido a la pregunta.

     Todos mis sentidos se agudizan, puedo sentir su respiración en mi cuello antes del roce de sus labios. Mi piel se eriza en respuesta. Sus manos vagan a mis caderas mientras besa mi nuca, haciendo el pelo a un lado.

     —Te voy a mostrar la mayor obra de arte que he visto en toda mi vida —musita con clara emoción contenida. Deja un sutil beso y toma mi mano para tirar de mí, me dejo guiar y le sigo como un zombie. Cuando se detiene, escucho como baja la cremallera de la cazadora y la desliza por mis hombros hasta hacerla caer al suelo. Desabrocha el oscuro corsé y se deshace de este para continuar con mi sujetador. Mi piel continúa erizada y estremezco cada vez que sus dedos la rozan. Se agacha y toma mi pierna, me sostengo de sus hombros mientras se deshace del botín y el calcetín; repite el proceso con la otra pierna. Mi respiración está cada vez más agitada. Me encojo cuando lleva sus manos al borde de los leggins, pillando también mi ropa interior, y tira de estos hacia abajo hasta mis tobillos. Primero un pie y luego el otro para sacar la ropa. Estoy desnuda.

     Mi corazón bombea desenfrenado mientras sus manos recorren libres cada parte de mi ser, acariciando todos y cada uno de mis recovecos, arrancando suspiros sin permiso. Acaricia mi rostro y me toma de las mejillas mientras me besa con profundidad. Siento como toma parte de mi cabello y lo echa hacia delante para tapar mis senos. Se separa y vuelve a ponerse tras de mí, va a desatar la venda.

     La venda cae y abro los ojos con lentitud para encontrarme de frente conmigo misma, el desnudo del espejo. Observo mi reflejo en silencio, mi confusión es palpable. Mis ojos vagan por mi pálida piel, recorriendo las marcadas curvas que definen mi figura, no soy capaz de juzgarme, no puedo darme mi aprobación, siento que tampoco la necesito. En el reflejo encuentro esos profundos ojos que arrasan conmigo con demasiada facilidad.

     —Todos somos arte a los ojos de la persona correcta —musita mientras observa mi reflejo con atención.

     Observando como el cabello me tapa ambos senos, no puedo evitar pensar en uno de mis cuadros favoritos, Lady Godiva de John Collier. Un cuadro modernista, hermosamente decadente que destaca la languidez del cuerpo femenino al desnudo, algo epatante para la época.

     Una sutil sonrisa decora mis labios, aunque he de admitir que es extraño contemplarme desnuda frente a este Dios, yo, que soy todo imperfecciones aceptadas.

     Normalmente, me miro al espejo y pienso: ¿Esa que veo en el reflejo soy yo, o veo lo que los demás creen que soy?

     Ahora mismo no me cabe la menor duda de que la del reflejo soy yo, de que él me ama, y yo le amo. Le amo con locura.

                        [~ ~ ~]

     Venga, Mel, tú puedes... ¿Puedo?

     Le toco el hombro con el dedo índice para llamar su atención y percibo como se me caen los colores del rostro cuando se vuelve.

     —Oh, Melinda —dice con rostro inexpresivo.

Enamorada De Un Yuppy [✔️] [Gallagher #1]Where stories live. Discover now