Capítulo 38

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Melinda

     Hay cosas que evocan personas; que nos traen recuerdos de tiempos felices o malas rachas. Cosas a las que quizá les damos un valor mucho más profundo del que tienen, o quizá no les damos la suficiente importancia.

     ¿A que viene esto? Pues viene a que acabo de encontrar el llamador de ángeles que me regaló Gael, y me siento horrible.

     Lo agito para escuchar su sonido con los ojos cerrados y no puedo evitar sonreír ante el recuerdo de cuando Gael me lo entregó. Soy un asco de persona. ¡Agh!

     Sé que es demasiado tarde como para que me calcoman los remordimientos, pero mejor tarde que nunca. ¿No?

     Es increíble lo cruel que es la vida. Estaba buscando la cazadora que me dio Christian, y en lugar de ello, encuentro el llamador de ángeles que ni recordaba. He estado viviendo en una nube.

     He quedado con el yuppy en quince minutos y aún no he terminado de vestirme; ni siquiera me he maquillado.

     Y aquí estoy, con el llamador de ángeles entre las manos y la culpa golpeando a mi puerta.

     ¿Debería devolvérselo? Ah, claro que sí.

     Dejo el llamador de ángeles sobre mi mesita junto a la libreta de diseños y continúo buscando desesperadamente la cazadora.

     Pasan diez minutos más y la dichosa cazadora no aparece. ¿Cuanto tiempo llevo sin verla? Oh dios mío, he perdido su cazadora. Mi yo interior se desmaya.

     Desisto en mi búsqueda y opto por no llevar ninguna chaqueta. Con tan sólo el corsé voy bien. Ya buscaré la cazadora más tarde.

     Un corsé entallado de color negro con cintas a la espalda y unos ajustados leggins negros forman mi vestimenta.

     Christian ha dicho que quiere darme una sorpresa, y no sé a que atenerme. No me ha dicho si debo vestir elegante, sexy o cómoda, y como no soy adivina, pues voy a ir así y ya.

     Me maquillo lo más rápido posible, lo cual nunca es buena idea porque la línea sale torcida y hay que repetirla.  Además me he metido el rimel en el ojo.

     Mi móvil comienza a sonar, y al ver que es mi yuppy me veo obligada a cogerlo.

     —Hola, amor —digo coqueta y aparentemente tranquila para ocultar mi estrés. ¿¡Dónde está el maldito colorete!?

     —¿Cuanto vas a tardar? —pregunta haciéndome saber que ya ha llegado.

     —Nada, ya estoy de camino. Cinco minutos y llego —¡Mentira! ¡Aún no he salido de casa!

     —Está bien, no te apures —dice con aire relajado.

     —Hmmn... —suspiro. Voy a tardar veinte minutos en llegar y no puedo dejarle esperando solo tanto tiempo—. ¿Puedes venir a recogerme?

     Estalla en una sonora carcajada. Esta es mi melodía favorita.

     —Llego en diez minutos. Te amo —cuelga sin dejarme responder.

     Muy bien, tengo diez minutos para acabar de arreglarme. ¿¡Dónde está el puñetero colorete!?

     Revuelvo todo el estante sin pensar en que luego me tocará ordenarlo todo y...

     Oh, aquí está.

     Una sonrisa se traza en mis labios. Me maquillo rápido y me peino de igual modo, dejando que el cabello caiga suelto sobre mi espalda.

Enamorada De Un Yuppy [✔️] [Gallagher #1]Where stories live. Discover now