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Liam y yo hablamos animadamente en nuestra mesa mientras acabamos de desayunar. Esteve, Carol, y Nick se ponen en nuestra mesa animadamente.

Nick se pone a mi lado y con nuestro tonteo usual empieza ha hablar.

—Hola preciosa. Hoy estás especialmente guapa —me guiña un ojo.

—Gracias, Nick.

—Deberías saber que es más inteligente y que tus cumplidos no le afectan —bromea Liam.

—Algún día caerá —me guiña un ojo.

—Estoy a punto.

Carol se echa a reír.

Sigo hablando con mis compañeros de algunos problemas que nos traen de cabeza del trabajo cuando veo que entran los jefes a la cafetería.

—Dicen que Erik y Elizabeth están juntos.

—¿Quién es Elizabeth? —pregunta Esteve ante el cotilleo de Nick.

—Mi jefa —dice Carol— de distribución.

—Ese tío no folla —dice Liam— la cara de amargado lo dice todo.

—Le hace falta un buen polvo —murmuro. Por dentro me muero de risa.

Erik me mira un segundo antes de volver su atención a los otros jefes, y al ver esos preciosos ojos recuerdo nuestra conversación de anoche. Me enciendo solo de pensar en que me lo hace atada.

Bebo un poco para disimular.

—¿Y a ti preciosa? —dice Nick.

—Tiene polvos por doquier —Liam le da un golpe en el brazo a Nick tras esa respuesta.

—Pero ninguno sería como el que te echaría yo... —Nick me sonríe— ¿Te apuntas? Uno rápido en el baño.

—Creo que paso, cariño.

—Porque ya tienes mejores —conjetura Liam.

—Creo que os interesáis mucho por mi vida sexual. Si no fueras mi amigo te daría un puñetazo.

—¿Que te ha pasado a ti en la sien? —pregunta Carol.

—Me golpeé haciendo limpieza general.

—¿Pero estás bien? —pregunta Carol.

—Por supuesto. Por cierto ¿Es verdad que os han bajado el sueldo? —y mi cambio de tema obliga a mis amigos a centrar toda su atención en su indignación.

Complacidos por la charla y el desayuno, todos nos dirigimos a nuestros puestos de trabajo. Liam no puede hablar conmigo, pues en el ascensor suben más compañeros.

Cada uno va a su mesa y se pone a trabajar. Después de media hora, Erik vuelve a su puesto de trabajo y al pasar por delante de mi mesa, el olor a café y el de su colonia me vuelven loca.

Nada de sexo en el trabajo.

Reviso todos los mails de la bandeja de entrada y los respondo todos. Hay un destinatario que no conozco.


De: Dominik Müller.

Fecha: 4 de octubre de 2018. 00:10

Para: Mia Clark

Asunto: gran oportunidad.

Buenos días señorita Clark. La noche que cenó en mi casa, antes de que se fuera, iba a proponerle que fuera mi ayudante y secretaria. Consciente de que usted trabaja para Erik Dagger y que no querrá cambiar su puesto de trabajo, le ofrezco cuatro mil dólares al mes por trasladarse aquí y trabajar para mi.

MIA, ERES MÍA Where stories live. Discover now