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Erik no me dice el motivo de porque no se mete conmigo en la cama, a pesar de estar algo más relajado, no está contento del todo. Nika le habrá perdonado y dicho que no pasa nada, pero no puedes cambiar a un hombre que ha crecido con una imagen de si mismo fija y cruel, lo sé. Lo sé muy bien porque yo también tengo unos adjetivos que me definen y no vienen de mi, si no que los he hecho míos.

Supongo que todos tenemos esos adjetivos que no son nuestros.

Tiemblo bajo la pesada manta cuando un relámpago ilumina la habitación y al mismo tiempo suena esa bomba. Se me eriza la piel por completo y abrazo mas a Max.

Des de que le he contado a Fred que veo a ese desgraciado en todas partes, ha sugerido que duerma con mis chicos y sobre todo, ha amenazado a todos con abofetearlos si se niegan.

"Ya sé que todos queréis dormir con ellos, pero son de Mia".

De echo me he alegrado, sé que ellos me protegerían de cualquiera, son demasiado inteligentes, huelen el peligro a quilómetros.

Pero no es solo eso lo que me quita el sueño. Tengo que poner las cartas sobre la mesa con Erik, contarle de una vez lo de Dominik y saber donde nos deja lo que ha pasado hace unas horas.

Otro suena aún más cerca. Y otro.

—No puedo dormir —gruño.

Max no pone objeciones, es más, se apodera de gran parte de la cama. Los demás me miran y Sombra se levanta conmigo y aunque parece muerto de sueño, a desgana me sigue.

—Yo no te lo he pedido —acaricio su lomo y lame la mano con la que vuelvo a abrazarme.

Con Sombra a mi lado, decido pasearme por la siniestra casa, me parece incluso emocionante.

Al pasar por delante del baño donde Dominik intentó hacerme dios sabe qué, me viene una idea muy clara a la cabeza.

Voy a vengarme de él, por el miedo y el asco que siento al recordar sus dedos en mis muslos, porque no paro de sentirlos, fuertes, ansiosos, desesperados por tocarme. Pero voy a vengarme para que la próxima vez que decida aprovecharse de una mujer indefensa se lo piense dos veces.

Sombra se tumba en el umbral de la puerta de la cocina cuando ve que es donde pienso quedarme un rato. Opto por abrir una cerveza y darle un trago muuuuy largo.

Miro a Sombra que no me quita el ojo de encima.

—Te quiero —mueve la cola una sola vez.

Alza la cabeza para mirar detrás de él, antes de que pueda reaccionar la entrada de Erik me asusta y el botellín de cerveza se me cae al suelo.

—Mierda, Clark —dice mirando mi al rededor. Mis pies están rodeados de espuma y cristales—. Ni se te ocurra moverte —me ordena.

Desaparece un momento de la habitación y vuelve con unos zapatos puestos. Pasa por encima de los cristales y escucho el crujir de cada uno de ellos. Me coge en brazos y me lleva hacia un lugar seguro.

—Es tarde —me reprende.

—No podía dormir, pero te podría decir lo mismo.

—No tengo sueño —miente.

Veo tus ojos cansados y sé el motivo, no sé a quién quieres engañar, Dagger.

—Tengo que contarte algo —digo. Cojo aire y lo suelto.

—Y supongo que no va a gustarme.

—Bueno... —ordeno las ideas en mi cabeza, el corazón se me pone a mil por hora—. Kate y Liam saben lo nuestro.

MIA, ERES MÍA Where stories live. Discover now