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La música está demasiado alta. Todo el mundo está irreconocible a no ser que sepas diferenciar entre una veintena de enfermeras zombies, treinta hombres con hachas de mentira y una sucesión de disfraces iguales en masa.
Les escribo un mensaje mientras aparto a la gente para poder entrar. No tengo ni idea de quien organiza esta fiesta, pero si que conozco la sala. Era una de las posibles candidatas a la presentación en Nueva York, es espaciosa, con unas instalaciones de lujo, pero sin apenas disponibilidad. Erik se volvió loco con hacerlo todo en seguida.

—Cántame los derechos y espósame a tu cama... —me dice un Fredy Krueger borracho.

—Ya tengo a alguien con las esposas, lo siento.

—Pues...

—Lo siento —Liam se pone a mi lado—, pero soy yo el tío con quien las usa.

Eso es mentira, pero sirve para espantarlo.

—Estás muy guapa —me mira de arriba abajo—, muy pero que muy guapa. Incluso radiante. Tú has follado.

—Ya claro.

—¿Has visto a los demás?

—Sí, y ten cuidado cuando te vea Esteve.

—Ya ¿Y Nick y Carol?

—¡Aquí estamos!

Vestimenta de última hora. Van a juego, o eso creo.
Carol lleva un mini uniforme de enfermera, sexy ¿Pero quién dijo que los disfraces de los hombres no podían ser sexys, insinuar?

Nick lleva literalmente unos calzoncillos largos, rasgados, manchados de sangre. Con su vientre al aire, a parte de muchos músculos hay una obertura demasiado realista donde dentro pueden verse sus tripas.

El artista tiene que ser una maravilla.

—¡Mirad esto! —Nick le da a un botón en la cintura de su ropa interior y de dentro empieza a salir un líquido muy rojo y luego se alterna con un fluido de color amarillento que seguramente es pus.

—Que asco —dice Liam.

—Pero es original —apunto yo—, es bastante bueno, la verdad.

—Lo sé —dice Carol tocando a su chico—. Está como un jodido tren, lástima que no pudiera disfrazarlo de eso.

Carol y yo vamos a por unas copas y de paso dar un rodeo. Ninguna va a buscar chico pero a parte de que se puede mirar, jugamos a un juego, quien vea antes un disfraz único paga la ronda.

Claro que el disfraz único es uno y lo encuentro yo. Es Aaron, pero parece distraído, yo no le había dicho que venía.

—Carol, mira a Aaron.

Ella como si lo conociera des de siempre lo mira de arriba abajo y ríe a carcajadas. Él todavía no nos ve así que me permito reírme con ella.

Cuando él gira la vista alzo la mano, no me ve pero luego, cuando vuelve a mirar vuelvo ha hacer un movimiento más escandaloso y puedo leer en su boca un mierda.

Se acerca y sé que se muere de vergüenza. Pero yo no he pensado en otra cosa. Acabamos de tener una cita y yo he vuelto con Erik y él todavía no lo sabe. Pero ya no puedo huir. Está aquí.

—Estás muy guapa —le dice Carol.

—Ella es Carol, una amiga de...

—Lo sé, me hablaste de ella.

Aaron lleva un disfraz también sexy de blancanieves.

—No sabía que lo celebrabas, pensaba que trabajabas.

MIA, ERES MÍA Where stories live. Discover now