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Al parecer habíamos acordado que Nick pasaría a buscarme por la habitación para bajar a desayunar.

Cuando ha llamado a la puerta me ha dado un susto de muerte, pensé que era Esteve.

—Parece que has visto un fantasma ¿Estás bien?

—Tengo resaca, Nick.

—Pues más te vale estar bien despierta —se ríe—, hoy tienes toooodas las reuniones.

—No exageres —frunzo el ceño—, no son tantas.

—Por cierto, deberías mirar tu teléfono, Liam me ha llamado temprano y estaba preocupado.

—Luego lo revisaré, no quiero llegar tarde, creo que habíamos quedado todos abajo a las ocho.

Me doy una ducha rápida, no me seco el cabello, no me da tiempo, quizás hoy el universo se comporte y deje que el pelo se me ondule de forma sutil y que no parezca un león.

Me aplico un poco de maquillaje, no demasiado, no tendría sentido que intentara tapar las ojeras, no lo conseguiría. Me pongo mi falda de tubo y mi camisa blanca, los tacones de color negro y cojo mi carpeta negra y la pluma para tomar notas.

No nos han echado de menos, pero parecemos los últimos en llegar al vestíbulo, no veo a Esteve y eso me calma bastante y aunque veo de lejos a Erik no tengo ganas ni de saber de su existencia, después de lo de anoche... necesitaba su apoyo, no como pareja, no como algo más, era el que estaba más cerca y en un pasado habíamos sentido el uno por el otro cosas que no se podían sentir con nadie más.

Todos los olores en el restaurante del hotel me ponen mal cuerpo, no sé si es por el alcohol o que quizás estoy incubando algo...

—¿Solo un zumo? —me pregunta Emily.

—Después de lo de anoche no tengo mucha hambre.

—¿Habéis visto a Esteve? —pregunta Nick mirando hacia la zona de comida.

—Ah. El jefe lo ha mandado a casa.

—¿Qué?

—Sí —se llena la boca con una magdalena—, mi jefa habla muy alto —traga con pesadez, me pone de los nervios—. Esta mañana, como a las seis, el jefe ha ido expresamente a la habitación de Esteve y ha habido muchos gritos y asegura Elizabeth que golpes y el despido.

—¿Esteve está despedido?

—Habrá hecho una muy gorda... —murmura Nick comiendo con la misma facilidad que Emily.

—Chicos, voy a tomar el aire, no me encuentro bien.

Me levanto de la mesa y cruzando por delante de la dichosa mesa de los jefes, salgo al vestíbulo y después al exterior.

En la puerta cojo aire y lo suelto. A estas alturas del año, sin chaqueta enfermaré, pero necesito aire, tengo la sensación de que voy a descarrilar en cualquier momento.

Como si lo supiera, Aaron me llama.

—Hola.

—Hey, no sabía si estarías despierta, mi hermana me ha dicho que estuvisteis de fiesta.

—¿Cómo están todos?

—Bien —suelta una carcajada— Oliver de momento no ha quemado el instituto y le ayudo con los chicos, es increíble el buen equipo que hacen.

—Cuánto me alegro ¿Y tú?

—Va bien, de momento mi jefe no ha tenido ninguna pega conforme como trabajo, estamos en algo turbio, cargamentos de drogas.

MIA, ERES MÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora