50

22.7K 1.2K 143
                                    

Estirada ahora en el suelo de lo que era mi habitación de "sumisa" con mis dos mejores amigos a mi lado y mis chicos escuchando algo que les hará testigos del peor crimen.

—Yo puedo entrar en su casa —dice Kate.

—Ni hablar —niego—. Sé de lo que es capaz. Y quiero hacerlo rápido, solo quiero que suplique.

El techo blanco es como si fuera nuestra pizarra con hilos entrelazados invisibles que marcan todas las opciones del plan.

—Puedo decirle que quiero hablar con él —comento—, apuntándole siempre con una pistola, claro.

—Esto es Alemania, el control de armas es más estricto.

—Cierto, además de que tendrá seguridad —corrobora Kate.

—Entonces no puede ser en su casa —niega Liam.

—Sí, quiero que sea en su propia casa. Que se le caigan las paredes encima. Que grite y nadie le escuche.

—¿Por qué? —Kate me lo pregunta, pero es Liam quien me coge la mano.

—Porque Erik es mi hogar e hizo que se derrumbara encima de mi con cada grito.

***

El drama que empieza a hacer mi madre, es digno de Oscar. Le llora a Angus, a Hilda a Klaus —nos evita a Oliver y a mi porque ya sabemos como es—, llora con Liam y con Fred y Nika.

Horrible, lo que le estamos haciendo es horrible. Le estamos arrancando el corazón del pecho. Veo a Angus empezar a perder los nervios con ella.

—¿Cómo me das este disgusto? ¡Tengo a tu hermano en mi vientre! —me reprocha—, si le pasa algo...

—Bueno, si dejas de fumar y bebé podrás asistir a su boda —digo un poco harta.

—¿¡Pero como eres tan cruel!?

—Sarah, basta. Deja de llorar. Siempre haces lo que te conviene, por una vez lo hago yo.

—¿Por una vez? ¿Y las drogas? —me tenso— no pensaste en nada al matar a aquel pobre chico.

—Fuera de mi casa —le espeta Erik.

Seguro que sabe que es lo que estoy experimentando ahora mismo.

—Se llamaba Nathan, tuvimos que pagar mucho dinero para ocultar que su cadáver tuviera algo que ver con tu nombre —solloza con rabia.

—Deja que acabe —le pido a Erik que se adelanta un paso.

—Ni hablar, sé lo que se siente cuando empiezan con ese discurso —me espeta enfadado—. Largo de mi casa, ambos.

Angus le echa una mirada a su hijo que aunque debería doler, sé que es normal en sus encuentros. Mamá ni siquiera me mira.

—Bueno —suspira Kate—, no ha ido tan mal.

—Ya, os podéis quedar cuanto queráis, vosotros si sois bienvenidos. Necesito hablar con Mia un momento, así que, es vuestra casa.

Kate coge a Briana en brazos y rodeada de los demás, le pregunta si le va a enseñar la casa. Es decir, que piensa mirar por todos los rincones. Espero que no pregunte que es esa puerta que solo se abre con código.

Subimos a su despacho, así que son negocios, mientras subo y observo ese culo tan bien puesto de mi marido, intento serenarme y ponerme el otro chip.

Ahora en el despacho, cargado de ese pequeño olor a libros y papel, junto con el cuero de las sillas, Erik me mira algo extraño.

—¿Y bien? —pregunta.

MIA, ERES MÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora