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"TODOS QUEREMOS VIVIR"

La siguiente semana se basó en pura incertidumbre.
Todos tratando de adivinar quién podría ser el asesino o quien sería su próxima víctima.
Habíamos hecho hasta votaciones donde decidimos encerrar a los posibles sospechosos del otro lado de la mansión, si el asesino estaba allí lo descubriríamos.
Oliver y yo no nos hablamos en absoluto. somos muchas personas y cada uno tiene su grupo con el cual pasa la mayor parte del tiempo, es simplemente precaución. No nos vivimos buscandonos por lo que ocurrió esa noche, de hecho, creo que ya habían pasado días de que me lo crucé por última vez, al ser muchos en la mansión se dificulta encontrarte con muchas personas.

—Tierra llamando a Chloe. - dijo rena, sacudiendo su mano frente a mis ojos y con la otra chasqueando sus dedos.
Mis pestañas parpadearon varias volviendo a la tierra a prestarle atención a mi compañera de habitación.

—Lo siento, malos días. - me disculpe, ella empezó a reírse a carcajadas, cosa que no comprendía, su forma de actuar siempre era muy espontánea, podía estar feliz y de un segundo para otro enojarse de la nada e irse hecha una furia, romper y tirar cosas.
Podía estar re triste y en menos de 5 minutos reírse como una loca en manicomio y luego pretender que no ocurrió nada.

—No te preocupes, cariño. Estoy segura que Marcus no le molestaría estar para ti en tus malos días. - dijo sonriente. —¿Viste como te mira? Creo que literalmente te come descaradamente cada vez que lo hace. Ese chico es extraño pero se nota que le gustas mucho. 

—Rena, es MARCUS ¿okey? Y ni siquiera lo considero un amigo, ya ni lo veo con nosotras. no confío en casi nadie aquí. - rena puso su expresión mas seria posible, no sabia si estaba enojada o simplemente sus gestos eran muy exagerados.
Mire hacia un costado, en busca de un chico el cual había cruzado un par de palabras en el desayuno y pensaba en hablarle –En buena manera, no para algo perverso–
En cuanto lo ví, me levanté y me dirigí hacia su dirección. El estaba con un grupo de amigos, todos hombres, ninguna chica, con tantas que había en esta mansión.

—Miren a quien tenemos aquí. –Dijo el. —Hola Chloe. –Me saludó.
Yo sonreí y exprendi la mano en regreso a ese saludo a todos.

—Teo ¿Que tal estas? –Pregunte, y por educación me percate que habían más personas y corregí mi oración. —¿cómo están?

—¡Bien! –Exclamaron todos al unísono.

—¿Como llevan esto del desafío de la muerte? - La mayoría hizo una mueca como negando, excepto uno que como contestación, se tapó con la capucha del buzo que llevaba puesto. No comprendía su actitud y debo de decir que se me hizo sospechosa, ellos eran un grupo de cuatro, por lo que dudaba que no tuviesen la confianza para estar seguros que no van a asesinarse. Teo respondió mi duda enseguida. 

—Todos tenemos vidas muy diferentes fuera de la mansión y claro que las extrañamos, a parte, Ryan fue nominado en la anterior votación y se quedará encerrado a partir de hoy, lo ayudaremos a instalarse cuando nadie este en el cuarto, así por lo menos no se siente solo con ellos. - Explicó. Bueno, creo que es una buena razón para esconderse en un abrigo, su vida dependía de que en ese cuarto no esté el asesino, era mucho que asimilar. 

Me quedé hablando con ese grupo bastante rato ya, había descubierto cosas de sus vidas antes de entrar y algo llamó mucho mi atención, si bien ya sabía que Esteban era un maldito psicopata que nos había engañado a todos, ni siquiera creíamos ya que el dinero existía, pero lo que me contarón puso alterar una fibra en mi cerebro. Todos eran de distintos países, la mayoría de Europa, dos de ellos eran de Italia y Francia, Ryan de Alemania y el único americano en el grupo, era Teo, de Estados Unidos.  

Muertes Placenteras [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now