XVIII

125 10 0
                                    

CHLOE

Varias semanas pasaron desde ese terrible asesinato de siete personas en cuatro horas.
Yo seguía compartiendo cuarto con Jackson y al pasar los días nos convertimos en grandes amigos. Le conté mis problemas con Marcus y las cosas que estábamos viviendo últimamente, incluyendo sobre nuestro "romance" que no recordaba.
Él me preguntó si era de confiar toda esa historia que me había dicho y yo le dije que sí, que en cuanto mi cerebro recibió esa información imágenes de recuerdos volvieron a mi mente confirmando que si era verdad.
No volví a hablar con Marcus en esos días, había rumores de que el y Jane habían regresado a ese tipo de no relación de la que el hablaba ¿Me dolía? La verdad es que si, un poco. El encuentro que había tenido con él hace semanas había sido importante para mí y sentí que no fue respetado. A veces sigo atrapandolo mirándome, sobre todo cuando estoy cerca de Jackson, lo raro es que no se le nota enfadado, celoso o asustado por algo que pueda llegar a pasar, si no triste o melancólico.

***

Era la hora del comedor y me senté cerca de Rena, quien se había convertido en una gran amiga últimamente. Ella estaba para mí y escucharme todo lo que tenía que decir o apoyarme al igual que yo a ella.

—Voy al baño, ya vuelvo. –Dije. Una vez adentro del baño comun de la mansión pude sentir como alguien me empujaba despacio y arrastraba más a dentro de este, al darme vuelta para enfrentar a esa persona pude verlo.
su cabello negro y sus ojos grises misteriosos, ese chico que cuando lo conocí me daba intriga y con el que el primer día del desafío no paraba de cruzar miradas. El chico con el que tuve una historia de amor la cual no recuerdo completa pero si recuerdo que fue intensa. El chico que se folla a la chica que más detesto en esta maldita mansión. El chico que comenzó una conversación conmigo diciendo una frase muy idiota que en otro momento no le hubiese ni prestado atención, y el mismo chico de las bromas sexuales que me habían puesto nerviosa al inicio. Tantas emociones causadas por una sola persona, dios, lo que tendrá que analizar mi psicólogo cuando salga de aquí.

—¿podemos hablar? –Preguntó, quería decirle que no y que por mi se podía ir bien a la mierda, pero recordé lo primero que me había dicho Rena, tenía que esperar a que el me explique y me contará las cosas.

—Depende ¿Me vas a decir toda la verdad? –Pregunté. El se calló, no dijo una sola palabra y eso decía más. —Okey, entonces no.

—Espera. –Me detuvo entre sus brazos cuando vio que estaba por irme. —Tengo miedo... –Dijo con la voz entrecortada. —No se que mierda pensaras de mí cuando sepas todo.

Eso me estaba asustando. Sabía que escondía cosas pero nunca me había puesto a pensar la gravedad que podían tener.

—¿Jane que pensó de ti? –Pregunté. —Oh, déjame adivinar, no le diste tiempo a pensar que ya estabas follandotela en tu cama ¿no?

—Jane es lesbiana, joder. –Gritó, y quedé en shock total nunca me habia gritado, de hecho, nunca había gritado, siempre es muy relajado respecto a su voz, algo muy fuerte y grave debería de estar ocurriendo para que perdiera los nervios así. Mientras trataba de controlar las miles de cosas que venían en mi mente ante esa confesión. —Y está enamorada de ti. Dicho sea de paso. - Okey, eso había sido mas sorprendente de lo que me esperaba, y yo que pensaba en ella como la estúpida chica que no sabe respetar cuando dos personas se quieren mucho y hace hasta lo imposible para que ella este con el. Me equivoque. Y lo peor. La trate como una puta mierda. 

—Yo... No tenía idea perdon...

—Por supuesto que no la tenías... ¿Me vas a dejar hablar y aclarar las cosas? -Asentí y volví a prestar atención a lo que estaba diciendo. —Necesito que me prometas que vas a tener la mente abierta ante cualquier cosa que salga de mi boca en estos próximos minutos. Que no te volverás a alejar de mi y enfrentaremos todo esto entre los dos.

—Yo... Lo prometo... Marcus quiero saber que está pasando, no me aguanto estar enojada, creer que estabas follandote a Jane y estará alejada de– No pude ni siquiera terminar que el ya había chocado nuestros labios y hundiéndolos en un beso, el cual gustosa correspondí, este fue corto pero se notaba el sentimiento que había entre los dos.

—Siéntate. Esto puede ser fuerte.

Y aquí terminé, sentada en el retrete de un baño de mierda en una mansión de la muerte, esperando por la explicación de todas las dudas que carcomían mi cabeza durante semanas.

—Creo que ya habrás deducido por tu cuenta que un trato de matrimonio, un accidente automovilístico y un accidente provocado hacia ti no fue solo por pelea familiar. Nuestras familias estaban metidas en la mafia desde hace años juntas, cada una es líder de la suya y estaban en guerra cuando se armó ese matrimonio fallido. –Asentí, algo de eso había sospechado. —Estabas fuera de todo eso, no había ni un gramo de maldad en ti, y en mi tampoco, estábamos apartados. Eso era lo que no le gustaba a nadie, que no tengamos nada que ver... Cuando creí que te habías muerto, fui obligado a hacer los trabajos sucios... A matar a las personas... A torturarlas...
Y no es que me sienta orgulloso de eso, pero tiempo después ya no había nadie que pudiera vivir si me lo ordenaban...

No quería que siguiera, no quería que me dijera lo que ya estaba pasando por mi cabeza. Por Favor rezaba que no fuera eso.

—Marcus... Porfavor... Dime qué no. –Dije tranquila, sabía que si llegaba a ser eso no corría peligro, pero una parte de mi si estaba asustada.

—Soy el asesino, Chloe. Pero no voy a matarte, no a ti, no a nadie. –Confesó.

—Tu mataste a más de quince personas en un mes, Marcus ¿Y me dices que no vas a matar a nadie más? –Me exalté.

—Lo se, pero entiéndeme. Esteban me tiene vigilado, y no solo el. Mi padre está detrás de esto. –Dijo. —El otro día vino a visitarme, arriba de todo en la oficina de Esteban donde el nos ve viviendo como si fuésemos un puto programa de televisión. Tengo un plan para salir de aquí, pero no puedo garantizar todas las vidas que quedan.

—Necesito saber... Marcus ¿Por qué? –Cuestioné. —¿Es una coincidencia que acabamos los dos en este lugar? –El se quedó callado, mirando hacia abajo, pensando en que responder. Alzó su cabeza y me miró a los ojos, por primera vez, no veía misterio en ellos. En sus ojos había transparencia y sentimientos genuinos, lo que logro que todo mi miedo desaparezca.

—No es una coincidencia... No sé cuánto dinero lo ofreció a Esteban por mandarte aquí y encargarme que te mate, pero estoy seguro de que es 100 veces más que 10 millones... Y si alguien llega a volver a acusarme como el asesino, y ustedes llegan a ganar, yo no moriré... Te matarán a ti como mi castigo... Chloe sé cómo sacarnos de aquí, pero necesito tu ayuda... ¿Estás conmigo?

—Hasta el fin del mundo, Marcus.

Muertes Placenteras [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now