XV

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CELOS Y DISCUSIONES

CHLOE

Quería recordar este momento para siempre. No podía evitar nada de lo que me estaba ocurriendo con el.
Me gustaba, enserio me gustaba.
Recordaba cosas con el, las cosas que el me contaba, mi corazón se desesperaba por sus labios, mi cuerpo lo necesitaba y no pensaba detenernos esta vez.
Estaba tratando de hacer las cosas lentamente para que el recuerdo se mantenga en mi memoria para siempre...
Pero no podía esperar más, los botones finales de su camisa fueron arrancados por mi bruscamente.
El ya estaba desabrochando mi brasier mientras que su rodilla la ponía entre medio de mis piernas, frotándola contra mi intimidad, mis gemidos salían sin que yo lo pudiera evitar, tampoco era algo que tenía en mente. Mis caderas se movían más contra su rodilla que seguía intacta en su lugar. Lo último que pude ver fue como tomó mi bra y lo tiró hacia el suelo. De algún lugar que no se donde queda, Marcus sacó unas vendas las cuales usó para cubrir mis ojos. 

—Marcus... Lamento decepcionarte... Pero no eres Christian Grey.

—Puedo ser quien se me de la puta gana, así que cállate y disfruta. – me cortó, mi mente solo podía pensar en que el era fan de Barbie cuando era pequeño. Pero no era momento de reírme de eso ahora. 

 Lo siguiente que sentí fue su lengua por todo mi cuello, bajando y llegando a mis pechos. Se metió uno en la boca, succionándolo, chupándolo y besándolo.
Me ahogué en un gemido cuando mordió uno de mis pezones despacio. Su lengua exploraba mi cuerpo, bajaba de mis pechos a mi abdomen, mi piel se erizó cuando se pasó de la parte baja del abdomen para llegar a mi entre pierna, poco a poco subía un poco más llegando a mi intimidad. Sentí como bajaba mi braga y podría jurar que estaba mirándome como jadeaba y mi respiración se aceleraba con cada movimiento que el hacia, su lengua atacó el punto clave para que mis gemidos se descontrolen, la movía con una agilidad que me dejaba atónita. En cuanto se separó sentí como que algo faltaba, pero se completó rápidamente cuando sentí su miembro rozarme mi zona y adentrándose lentamente dentro de ella.

En cuanto se unió, sus embestidas fueron firmes pero lentas, esperaba a que me acostumbre y acomode, yo gemia de dolor, sentía fuego en mi cuerpo cada vez que el se movia, pero poco a poco ese sentimiento de dolor fue remplazado y consumido por puro placer.
Al paso de los minutos sus embestidas iban siendo más rápidas y fuertes, ambos gamiamos al unísono y pude escuchar muchas maldiciones viniendo de su parte.

—Joder, no sabes cuánto te extrañe, Chloe. –Dijo entre gemidos, yo no podía hablar, mi mente no me dejaba y mis labios solo podía jadear y soltar gritos. Quité el trozo de tela de mis ojos para que estos se centraran en él, quien sonrió en cuanto nuestras miradas chocaron, allí fue donde pude comprobar todas esas frases que dicen que los ojos son la ventana del alma y una mirada dice mas que mil palabras.

...

Era la hora de la cena, estábamos en una pequeña mesa junto con Marcus y Jane...
El me pidió que la mantengamos cerca ya que era su amiga, sin embargo, a mi no me agradaba del todo.
Por supuesto que no tiene nada que ver con que ella y Marcus hayan follado...
Me molestaba ella en general, hablaba y hablaba como si importara alguna de sus estúpidas anécdotas, que por parte a veces siento como que solo le cuenta a el.

—Pues... Eso es todo. Creo que ahora esa chica me odia... –Se encogió de hombros.
—No entiendo por qué.

—Creeme que yo si. –Balbucee en un hilo de voz. Marcus, quien se encontraba leyendo mientras escuchaba a Jane me miró de reojo y sonrió dándome a entender que se dió cuenta lo que dije. Sonreí inocentemente y volví a fingir que me interesaba algo que esa chica tenía que decir.
En un momento no se cómo ni cuando ambos se habían puesto a hablar en códigos... ¿Desde cuándo ahora ellos eran los mejores amigos del mundo?
Trataba de convencerme que controlará mis malditos enojos -Los cuales muchos terapeutas conocerían como celos, pero yo no pensaba admitirlo -  pero me costaba muchísimo, así que solo me levanté y fui a mi cuarto a guardar mis cosas, en unas horas iban a trasladarme con otro compañero por la aislación de Marcus.
El entró a los minutos, confundido por verme doblando toda mi ropa.

—¿Te mudas? –Preguntó.

—¿No recuerdas? Elegiste quedarte encerrado aquí, me van a trasladar. No entiendo esa decisión tan idiota que tomaste, podías irte, Marcus. Ser libre, avisarle a la puta policía y salvarnos a todos. –Me quejé, enserio estaba molesta, por eso, por Jane, por Esteban, por las muertes. Por todo en general, estaba muy estresada por no poder salir. Pero sobre todas las cosas, estaba enojada conmigo misma, por aceptar esta mierda, por no escuchar a mi madre, por no elegir una carrera que me gustase, por todas mis malas decisiones. 

—Es más complicado hacerlo que decirlo Chloe, tu en mi lugar habrías tomado la misma desicion que yo. –Afirmó. Estaba muy equivocado.—Niegamelo. –Agregó.

—Te lo niego. –Respondí rápidamente.

—No entiendes nada.

—¿Que es eso exactamente? Acaso hay cosas que aún no pudiste contarme... ¿Es eso? ¿Que más ocultas Marcus? ¿Por qué no saliste? –Empecé a hacer preguntas como loca.

—Esto no es por qué me haya quedado. Estás así por Jane. —Sentenció, aunque lo sentí más como si quisiese averiguar con afirmaciones, a estas alturas, yo no estaba para ocultar nada.

—Sí, es por Jane, es por cómo hablan aparte dejándome a un lado sin entender una mierda, dándome a creer que me ocultas cosas y la posibilidad de que me hayas mentido hasta acá inunda mi maldita cabeza. –Grité. —¿Por qué no saliste?

—¿Tu hubieses salido? ¿Que hubieses hecho? Teniendo a tus amigos aquí... A mí.

—Me hubiese ido y hubiese seguido adelante. –Murmure. —Me hubiese ido del país y empezaría una nueva vida lejos de todo esto. Buscaría trabajo en lo que encontrara una carrera que en verdad ame. Me enamoraría, me casaría, tendría hijos y viviría en paz, me habría olvidado de estás malditas semanas de infierno. –Me sincere. Marcus se quedó quieto, me miró de arriba a bajo, su mano giró la perilla de la puerta abriéndola.

—¿Quieres que te responda yo ahora? –Cuestionó. No esperó una respuesta de mi parte y continuó. —Me quedé porque no me imaginaba la idea de dejarte sola con un asesino entre más de cincuenta personas que podría tenerte como próxima víctima.
No podría dormir tranquilo sabiendo que quien más quiero pueden estar matando si es que no la mataron. –Finalizó. —Vuelvo en una hora, trata de no tardarte con el traslado, tengo que estar encerrado apenas suene el toque de queda. - Y con eso se marchó. La verdad si me sentia muy mal por lo que yo había dicho y lo que el contestó al final. Me sentí una idiota al tratarlo así, pero ya no puedo cambiar lo que dije. Otra cosa mas a la lista de malas decisiones que tomé en mi maldita vida.

[Capitulo editado]

Muertes Placenteras [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora