CAPÍTULO 8

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La cena había sido simplemente la cena más silenciosa de su vida. En sí los únicos que hablaban eran su padre y Mimi. Algunas veces Ricky opinaba algo, pero luego se quedaba quieto y le daba pequeños codazos debajo de la mesa para que lo mirara, y de una vez por todas dejar de mirar a Mimi. Sacudió un poco la cabeza. ¿Qué era lo que estaba pasando con ella? Siguió ordenando mientras miraba de vez en cuando a su alrededor, había vivido tantas cosas en aquella habitación. Se la pasaba tardes encerrada jugando con sus muñecas y haciendo tomar el té a Mimi. Rió levemente al recordar aquello. Volvió a sonreír al recordarla de pequeña. De verdad que estaba cambiada. Estaba mucho más linda y sexy de lo que ella recordaba. Toda una mujer frente a sus ojos.

Ricky se sentó lentamente en la cama y la miró fijamente, esperando a que le dijera algo. Pero no, ella estaba muy concentrada terminando de guardar lo último de ropa que había dejado. No, él no era tonto, sabía perfectamente que algo pasaba entre ella y aquella rubia de ojos verdes.

- Ya Anita, ¿vas a decirme por qué te perturbó tanto esa rubia?- Le preguntó al fin luego de unos cuantos segundos.- ¿Por qué la mirabas tanto?

- Ella y yo crecimos juntas aquí, y cuando éramos pequeñas ella era mi única amiga en este lugar. Fue ella la que me enseñó a montar en caballo. Me enseñó subirme a los árboles y todas las cosas que se hacen en el campo.- Le dijo y volvió la vista a su armario.

Ricky resopló. Eso no le decía nada. Cualquiera pudo haberle enseñado esas cosas y ni loca ella iba a mirar de esa manera.

- ¿Sólo por eso la mirabas tanto hoy? Vamos linda, no soy tonto. No sólo la mirabas porque te enseñó a subirte a un caballo.

- Bueno, en realidad no.- Concedió ella.- Solo está muy cambiada.

- ¿Está hecha un mamasita de telenovela, verdad? Un estilo Juan Reyes pero en femenino, más tipo Norma Elizondo.- Le dijo. Ella estalló en risas. A veces su amigo tenía cada ocurrencia.

- No, no es eso. Solo que me sorprendió lo cambiada que está. Nada más. Hacía 10 años que no la veía.

- ¿¡ 10 años?!- Exclamó exaltado.- Con razón te miraba como si fueras una especie de hiperextraña roba campos. Te miraba con desconfianza, cariño.

- No creo que sea así. Quizás ella también esté sorprendida de verme, date cuenta que son muchos años.- Sin darse cuenta sonrió mientras su mirada estaba fija en un punto fijo, como recordando.- Además ella fue mi primer beso.

Se maldijo internamente luego de soltar aquellas palabras. Cerró los ojos con fuerza, ya se imaginaba las palabras que seguían... "Ajá, ¡te pillé, bonita''.

- Ajá, ¡te pillé, bonita!.- Casi gritó él. Ana rió por lo bajo. Ricky se puso de pie y comenzó a caminar a su alrededor.- O sea, que la rubia buenorra fue la primera que besaste.

- Sí, eso dije.- Dijo algo incómoda.- Pero teníamos 12 y 13 años.

- ¿Cómo fue?- Preguntó entusiasmado.- Quiero saberlo.

- Ricky, no lo recuerdo.- Le mintió. Él entrecerró los ojos para mirarla mal.

- A mamá mona con bananas verdes no, chiquita.- Le aseguró él.- Me lo cuentas ahora o se lo voy a preguntar a Mimi.

- ¡No!- Exclamó ella.- Eres tan cotilla.

- Lo sé.- Dijo muy orgulloso de sí mismo. Ana suspiró.

- Bien, fue en las caballerizas. Yo estaba mirando a mi nuevo caballo y ella vino a buscarme. Yo le tenía miedo al animal y no me animaba a tocarlo, pero ella se acercó e hizo que lo tocara. Luego me giré para mirarla y nos besamos. Fue como un impulso.

Olvídame// WarmiWhere stories live. Discover now