CAPÍTULO 13

1.8K 123 6
                                    




Mimi casi perdió de vista a Helios, pero logró alcanzarlo. El caballo parecía algo alterado y nervioso. La rubia empezó a reconocer a dónde se dirigía el animal. Estaba yendo hacia la estancia de los Muñoz, lugar en donde estaba Estrella. Aquella yegua negra lo era todo para Helios. Era extraño, para ser animales entendían muy bien la palabra amor.

Helios dobló detrás del viejo establo de los Muñoz y Mimi lo siguió. Se detuvo al ver aquella escena. Estrella estaba acostada en el suelo y Juan estaba arrodillado delante de ella. Helios se acercó a ella y bajó la cabeza para tocarla con su hocico.

—¿Qué sucede, Juan? —le preguntó al viejo peón de aquella estancia. El hombre se giró a verla y le dedico una pequeña sonrisa.

—Estrella está por parir —le contó.

Los ojos de Mimi se abrieron por la sorpresa. Así que eso era, Helios iba a ser papá. Se bajó con cuidado del caballo y se acercó hasta donde estaban. Estrella se veía algo cansada y Helios estaba muy cerca de ella.

—¿Por qué no me dijiste que estaba preñada? —le preguntó.

—Queríamos que fuera sorpresa, ¿verdad, Helios?

El caballo relinchó. Mimi se acercó aun más. La yegua parecía estar muy cansada, y Juan se encargaba de limpiar la sangre y todo lo que ella estaba perdiendo.

Y de repente todo fue rápido, Estrella hizo un raro sonido y dos segundos más tarde el pequeño potrillo estaba fuera. Mimi lo miró encantado. Era tan pequeño y se veía completamente vulnerable. El pequeño comenzó a ponerse de pie, mientras Estrella se incorporaba rápidamente y se acercaba a él para olerlo. Helios también se acercó. Y una tonta sonrisa se dibujó en el rostro de la rubia.

El pequeño potrillo era asombroso y muy pequeño. Pero entonces vio aquella pequeña mancha color blanca alrededor de su ojo derecho. Rió levemente. Juan se puso de pie y se secó la frente.

—Pfff, ha sido difícil —le dijo a Mimi.

—Ya lo creo —sonrió la rubia.

—¿Te parece si los dejamos solos? —preguntó el anciano.

—Si, necesitan su espacio.

Se alejaron de la nueva familia para llegar hasta la parte delantera de la caballeriza de los Muñoz. Mimi miró extrañada hacia la casa de estos ya que unos cuantos gritos llegaron a sus oídos. Y entonces los vio, Javier y Miguel Angel caminaban a grandes zancadas hacia un par de caballos. Mientras que Roberto Muñoz los seguía a paso decidido.

—¿Qué habrá pasado? —inquirió Mimi.

—Cris —murmuró Juan. Mimi se giró a verlo rápidamente.

—Cris, ¿Qué?

—Seguramente escapo otra vez.

—Mierda —musitó ella y corrió hacia su caballo.

Seguramente la pequeña Cris había ido a buscar a Roi, y si eso era así y ellos tres los encontraban juntos iba a haber muchos problemas.

Ana salió contenta de su habitación. Se sentía sumamente feliz, renovada. Y eso que apenas habían pasado unas cuantas horas desde que había llegado. Bajó las escaleras y vio que Ricky también salía de su cuarto.

—¿A dónde vas? —le preguntó el chico.

—A caminar —contestó ella con una sonrisa —¿Me acompañas?

—Mmm no lo sé.

—Vamos, Ricky. Desde que llegaste no has salido a ningún lado. Tienes que conocer un montón de lugares.

Olvídame// WarmiWhere stories live. Discover now