CAPÍTULO 28

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Ana sonrió al ver que ella no hacía nada. Solo estaba allí, flotando, mirándola como si se tratara de una loca. Al parecer tendría que hacer algo más para hacerla reaccionar de una buena vez. Entonces se acercó a la orilla y salió del agua, dándole la espalda. Escuchó una suave maldición por parte de Mimi y se mordió los labios. Se acercó a su ropa y comenzó a vestirse. Cuando ya iba por el vestido, la miró sobre su hombro. Estaba en el mismo lugar. Realmente ella estaba teniendo una guerra en su interior. Ana terminó de vestirse y se giró del todo a mirarla.

—Ya que has planeado algo vamos a hacer lo que preparaste —le dijo y entonces se dirigió hacia la pequeña casita.

Mimi observó como ella se alejaba de allí e ingresaba a la pequeña casita. Bien, pensó, todo estaba saliendo perfectamente bien. Si, claro. Se estaba comportando verdaderamente como una niña idiota que no sabía como reaccionar. Pero haber escuchado aquel 'te amo' de sus labios, la había dejado completamente sin pensamientos, sin habla, sin reacción. Lo que si había reaccionado a ella había sido su cuerpo. Haber visto su cuerpo desnudo de espaldas, no la había ayudado mucho a concentrarse.

Ana Guerra comenzaba a jugar con fuego y sabía que ambas iban a quemarse.

Suspirando nadó hacia la orilla y salió para vestirse rápidamente. Sacudió un poco la cabeza y respiró profundamente antes de caminar hacia la casita.

Se detuvo frente a la puerta y suspiró antes de entrar. Divisó que ella estaba parada mirando la parte de la pequeña cocina. Se giró a verla y le entregó una dulce sonrisa.

—Esto es realmente hermoso, Mimi—le dijo.

—Me alegro que te guste.

—Veamos que hay para cenar —ella se acercó a una cesta y comenzó a sacar la comida. Mimi solo la observaba. Entonces puso todo sobre la mesa y se sentó —¿No te sientas?

Ella asintió y se sentó en la silla que estaba pegada a la de Ana.

Ana la miró fijo a los ojos, haciendo que se sintiera más intimidada. Pero ¿Qué diablos pasaba con ella? Allí estaba la mujer de su vida y lo único que podía hacer era comportarse como una completa imbécil.

Entonces ya no lo dudó. Nada ganaba con seguir con ese estúpido jueguito de quedarse callada y haciendo nada. Se acercó en una respiración a ella y tomó su boca con la suya. Ana gimió suavemente contra sus labios. Mimi la tomó de la nuca, acercándola más a su beso. Ella levantó los brazos y rodeó su cuellopara no caerse. Cada parte de ella temblaba con aquel hermoso sentimiento que latía en su corazón.

—Te amo —murmuró Mimi soltando su boca levemente para comenzar a besar su mentón. Los ojos de ellas seguían completamente cerrados, entregándose a cada sensación.

Mimi bajó sus labios hacia su cuello. Encontró aquel punto en donde su pulso latía desenfrenado y la lamió suavemente. Un escalofrío caló hasta los huesos de la morena. Pequeñas gotas de agua caían cerca del escote de su vestido, desde el cabello húmedo de Mimi, erizándole la piel.

Mimi volvió los besos hasta su rostro. Besó sus ojos, uno por uno, con suma delicadeza. Bajó a su nariz, luego besó sus mejillas y cuando ella esperó que volviera a su boca Mimi se puso de pie. Ella abrió los ojos para mirarla algo extrañada. La rubia estiró su mano y se la entregó. Ana no lo dudó y la tomó.

Mimi la puso de pie, en un solo tirón y la pegó a ella, volviendo a capturar su boca. Ahora ya no era un beso suave. Era un beso cargado de pasión y deseo. Un beso que le hizo temblar hasta el alma. Sus lenguas se mezclaron y a ella le costó respirar. Pero no podía detenerse, tampoco quería que Mimi lo hiciera.

Olvídame// WarmiWhere stories live. Discover now