Primeras Citas

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Cuando Tom me recogió al día siguiente había pasado al menos una hora nada más decidiendo qué ponerme.

En un principio pensé en ponerme un vestido, algo corto y ajustado, pues pensé que él estaba acostumbrado a tener chicas vestidas de ese modo cerca de él; no tenía más que un vestido con esas características y era de color rojo brillante, muy llamativo. No.

Decidí que no quería intentar ser algo que no era para él, era la primera vez que salíamos y quería conocerlo de verdad, no solamente porque era atractivo, no, él había sido amable y gracioso.

Y sabía pronunciar mi apellido.

Y me gustaban sus ojitos cafés.

Entonces busqué en mi closet. Encontré un vestido de lentejuela color dorado, era un poco más largó que el anterior pero a diferencia del otro éste no tenía mangas largas, sino que era un modelo sin mangas con cuello ovalado. Tampoco me convencía.

Saque un par de conjuntos con pantalones ajustados que me parecían cómodos y bonitos. Pero estábamos en Vegas e iríamos a un club; no era ropa para ir al club. Necesitaba una falda.

Tenía el cabello seco u peinado -por suerte- y ya me había maquillado levemente porque era malísima para tener objetos con puntas afiladas cerca de mis ojos.

Al final guardé la ropa que no me gustó y me puse un vestido azul a la medida que no estaba demasiado corto y tenía un escote en forma de "V" que se alargaba por la forma de los tirantes. Me puse unos zapatos de tacón y cuando salí de mi habitación poniéndome los aretes escuche el extraño zumbido que tenía por timbre. Cogí mi bolso y me pase una mano por el cabello, fui a abrir la puerta y recordé que no me había puesto fijador en el cabello.

- ¡Hola! - abrí la puerta y saludé a Tom, de pie afuera de mi departamento usando un traje de color azul oscuro y una camiseta con cuello en "V" gris, también oscura.

Fue entonces que me di cuenta por primera vez de lo ridículamente alto que él era. Lo había visto en su página de Wikipedia, medía 1,86 mientras que yo no pasaba los 1, 57.

- ¡Hola! Guau... - me beso la mejilla al saludarme, su barba me causó una sensación extraña en la piel. Su colonia tenía un fuerte aroma cítrico. - ¡Te ves guapísima!

Sonreí y me aparté de la puerta para que pudiera pasar.

- Gracias, tú tampoco te ves nada mal. - Me agradeció y entró. - Siéntate, - le dije al cerrar la puerta, - sólo necesito un segundo.

- ¿"Un segundo" en tiempo de mujer o real? - bromeó al sentarse en el sofá.

- ¡Un segundo! - repetí desde la mi habitación, rocié el spray sobre mi cabello antes de mirarme en el espejo me subí un poco la falda del vestido, pero no me agradó y la regresé a su sitio.

Me bajé un poco el escote y tampoco me agradó, lo volví a dejar en su sitio y suspiré antes de salir de nuevo.

- ¡Eso fue rápido! -Tom me dijo cuando volví a estar de pie frente a él con mi bolso en la mano.

- Te dije que solo sería un segundo... - puse los ojos en blanco. - ¿Nos vamos?

- Claro, - había algo que quería decirme, lo podía notar porque la última vez que hablamos él no se guardó nada y se veía relajado mientras que ahora se veía un poco preocupado con el ceño fruncido.

Lo observé con disimulo al cerrar con llave la puerta de departamento y le sonreí al darme vuelta. Mi cabello oscuro se movió contra mis hombros al moverme.

- Bueno, luces preocupado, ¿es que dije algo? - Le pregunté cuando bajábamos las escaleras.

- No, no... para nada, es que, - encogió los hombros, - olvidé contarte que mi hermano Bill está en la ciudad.

Memorias (Tom Kaulitz Fanfiction)Where stories live. Discover now