Nada Que Ganar

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Me disculpo 20 mil veces, ésta semana me está matando!!!

Ya me urge el fin de semana!!!! 

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Tom y yo pasamos la mañana del sábado jugando con las niñas. Mamá estaba haciendo de todo para mantenerse a raya mientras papá iba a dar las clases de equitación a un par de niños.

Vi a Tom darles el biberón a las dos niñas a la vez, lucia mucho más hábil que yo, y se notaba que lo disfrutaba más también. Me quedé sentada a su lado afuera de la casa donde había crecido, estábamos en un par de sillas de jardín bajo la fachada del pórtico.

- Se ve que les gusta estar aquí. – Me dijo Tom.

- Les encanta, son como yo. – Le respondí sonriente.

Dany terminó su biberón unos minutos antes de Hannah y mientras su hermana terminaba de comer yo cogí a la pequeña Hannah y le di unas palmaditas en la espalda hasta que dejó salir ese pequeño eructo en mi hombro ya preparado con una toalla.

- Salieron de ti, tenían que parecerse. – Tom sonrió pero no despegó los ojos de la niña que tenía en brazos. – Tal vez podamos ir a algún lugar... - propuso, - solos tú y yo.

- Bueno... - Arrullé a Hannah en mis brazos, - a mamá no le importaría cuidar a las niñas por un rato...

Terminamos pasando la tarde de paseo, Jake estaba en Dallas y no volvería hasta dentro de una semana cuando debía estar de regreso para echarles un ojo a las vacas.

Me había emocionado un poco cuando comprendí que estaría a solas con Tom primera vez desde que me fui de Vegas, me había puesto mis botas favoritas y unos vaqueros con una blusa rosa de tirantes; por suerte, Tom no volvió a intentar ponerse ni las botas, ni la camisa de cuadros, y mucho menos el sombrero.

- Ni siquiera parece que tenemos dos hijas. – Tom me cogió de la mano y me hizo dar una vuelta frente a él.

Papá no estaba cerca, ni siquiera estaba en casa aún, pero sabía que querría hablar con Tom en cuanto tuviera la oportunidad si no era que ya no habrían hecho a mis espaldas.

Me sonrojé por el comentario de Tom y le sonreí de vuelta.

- Solamente he estado haciendo algunos ejercicios... todavía se me nota aquí... - Señalé con mi mano a esa área de mi abdomen que aún se rehusaba a volver a su sitio, la que dudaba que alguna vez lo hiciera.

- No, yo te veo igual. Perfecta. – Me atrajo hacia su cuerpo y me rodeo con los brazos, soltando mi mano, - tan guapa como siempre.

- Mira, algo quieres y mientras estemos en casa de mis padres... no se te concederá nada... - Le dije en voz baja.

- ¿Y eso cuándo nos ha detenido? – Me sonrió con un porcentaje nulo de vergüenza.

Le dirigí una sonrisa también y alcé una ceja como siguiéndole el rollo, los dos nos acercamos al otro y cuando sentí su aliento en mi cara abrí la boca y maté sus esperanzas.

- Hoy.

Tuve que morderme la lengua para no reírme de su expresión cuando me aparté y fui hacia la puerta.

- Anna, ¿de verdad? – Me preguntó.

- ¡Ven! ¿No era que querías salir?

Escuché el gruñido fastidiado de Tom y luego estuvo frente a mí. Salimos por lo que restaba de la tarde y terminamos por ir a cenar a un pequeño restaurante donde servían carne en todas y cada una de sus presentaciones. Tom lo amó.

Memorias (Tom Kaulitz Fanfiction)Where stories live. Discover now