Capitulo 8

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Mientras las cosas se agitaban en Japón, ya era de noche en Grecia, las Doce Casas se encontraban alumbradas por pequeñas ampolletas a las afueras de los templos. Desde que Saori tomo el puesto de Athena, implemento mucho de la tecnología y cosas de la era moderna al Santuario para que este no se quedara atrapado en los siglos pasados con velas y pergaminos. También le daba mas comodidad a los recintos privados de los Doce Templos sin que estos perdieran su majestuosidad.

En la casa de Virgo, Shun se removía intranquilo en su cama, su rostro expresaba preocupación y se podía ver un ligero sudor cubrir su cuerpo.

Su pesadilla se trataba de que estaba de nuevo en el salón del trono de Hades, se vio a si mismo y se sorprendió de que traía puesta la armadura de Andrómeda y se veía de la misma edad cuando la uso en la Guerra Santa.

El peliverde contemplo con cuidado el espacio que le rodeaba. Era igual a cuando vio por primera vez el lugar cuando Orfeo lo llevo a él y a Seiya para intentar matar a Hades, lo que resulto en un fracaso, con Orfeo muriendo, Seiya siendo enviado al Cocytos y él volviéndose el huésped de Hades. Incluso estaba el ataúd con flores con el que se ocultaron.

Una punzada en su pecho y un escalofrío por su columna vertebral lo hicieron alertarse, eso lo preocupo de sobremanera, ya que esta pesadilla no era por nada, había algo de lo que preocuparse, pero todavía no sabía que.

Miro hacía adelante, viendo el trono de Hades, alrededor de la cabecera del trono estaba colgando el medallón que había pensado era un regalo de su madre; pero en realidad fue la conexión que le permitió a Hades entrar a su cuerpo. Sintiendo una sensación, camino lentamente por las escaleras hacía el trono.

Una vez que estuvo delante del trono, extendió con cuidado su mano hacía el medallón, y cuando hizo el mínimo contacto con el objeto de plata, un corrientazo de electricidad recorrió su cuerpo y súbitamente todo el lugar desapareció. Shun se encontraba flotando en un espacio vacío, delante de él, apareció una gran torre de piedra.

Abrió los ojos con preocupación y confusión al ver varias estrellas violáceas salir de la torre y dirigirse hacía el horizonte donde se clavaron en la tierra.

-¿Qué...?- Pero antes que Shun pudiera procesar todo lo que veía, una sombra de un tono purpura con unos ojos carmesí se alzo delante de él. -¡Hades!-.

Tuvo el alma de Hades dentro de su cuerpo, así que no tuvo problemas en reconocer la sombra que se alzaba y el siniestro cosmos que lo cubría. Alzo su mano, concentrando su cosmos para atacar, pero la sombra fue mas rápida, alzándose aun más e inclinándose hacía adelante, cayendo como tsunami a tierra hacía Shun.

Un segundo después, Shun despertó.

Se sentó en la cama sobresaltado, sentía el sudor resbalarse de su rostro junto a su corazón latiendo fuertemente que amenazaba con salir de su pecho, fue un milagro que no gritara al despertar. Quito las sabanas de sus piernas y se incorporo de su cama, solo traía puesto pantalones para dormir, ya las noches en Grecia eran calurosas.

-Que sea solo una pesadilla- encendió su cosmos, llamando a Virgo para que lo vistiera, y salió de su habitación privada, caminando hacía otra puerta que estaba todo lo importante para el signo de Virgo.

Al final de la habitación, en el centro, estaba el Rosario de las 108 Cuentas, un rosario especial que le daba un plus de poder a los Santos de Virgo al sostenerlo, y que además, tenía la particularidad de que las cuentas cambiaban de color cuando un Espectro moría. Ikki había dejado ese rosario junto al cadáver de Pandora después de que esta lo ayudara; pero cuando él se volvió Caballero de Virgo, el rosario apareció un día de la nada. Probablemente siguiendo su cosmos desde el Inframundo hasta la Tierra.

La Leyenda de las Facciones y del SantuarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora