Capitulo 13

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En cuanto Mei recobró la conciencia, abrió los ojos con pesadez y sus sentidos despertaban lentamente, junto con todo el dolor que sentía su cuerpo por el enfrentamiento anterior. Se llevo una mano al pecho, notando sorprendido que tenía vendada la zona. Se incorporo en la cama y encontró que su pecho estaba desnudo, cubierto solamente por algunas vendas que estaban manchadas por su sangre, además de tener vendas en ambas manos y una por su frente.

-¿Curaron mis heridas? ¿Qué trama esa Diosa?-.

Mei miro alrededor de la habitación en donde estaba, recordando su batalla contra Triptolemos. Vio tres paredes de piedra que lo rodeaban y la cuarta eran unos barrotes que le impedirían salir. Se puso de pie y se acerco a los barrotes para intentar separarlos con su cosmos; pero estos no cedieron, impedían que pudiera usar su cosmos mientras estuviera dentro de la habitación, de la misma manera que las celdas en el Santuario.

Volteo a la cama en donde antes estaba acostado, al lado de ella había un pequeño mueble de madera seca y arriba del mueble había una bandeja con comida que realmente olía bien junto a una jarra dorada.

Vio de reojo que en una esquina estaba la armadura de Cáncer en su forma de estatua. Camino lentamente hacía la armadura y la acaricio suavemente.

-A pesar de que ambos estamos heridos, no me abandonaste- paso un dedo por las fisuras que la armadura tenía. Era sorprendente el poder de Triptolemos si pudo dañar una Cloth Dorada de esta manera. -Volviste a salvarme la vida, igual que aquella vez- sonrió con nostalgia, recordando la vez que la armadura de Cáncer, o más exactamente, el alma de su maestro le salvo la vida.

FLASHBACK

Allí se encontraban, en el interior del Volcán Arima, Mei, con heridas en su cuerpo y desangrando ya con pie en la muerte, vistiendo la armadura de Cabello Berenice, a un lado de él, en el suelo, se encontraba en herido, capturado y agotado Shun de Andromeda, que había sido capturado por Tifón y alcanzo a enviar la ubicación de su escondite a su Diosa y amigos.

Delante de él, estaba Tifón, el último hijo de Gea, un Dios para los Gigantes y probablemente el único ser que es superior al mismo Zeus. Tifón había poseído su cuerpo cuando estaba en proceso de obtener su armadura para ser un Santo. Había usado su cuerpo para liberar a algunos Gigantes, o también conocidos como Gigas, para poder resucitar en un nuevo cuerpo y traer la destrucción del Olimpo y del mundo.

-Mei, mi marioneta. Esto es divertido- dijo Tifón con una sonrisa divertida al ver que Mei, un simple humano, intenta detenerlo a él, el Dios de los Gigas.

-¿Cual es la gracia?- Pregunto Mei, respirando de manera pausada y agotada.

-Ahora tu eres una constelación sin estrella y recordando la sangre amalgamada a ese traje maculado... tu eres marioneta de Athena-.

-No soy una marioneta-.

-¿Cual es la diferencia entre Athena y yo? Yo guio por el temor. Athena esclaviza por el amor. Los guerreros de los Dioses, escogidos por las estrellas, luchan y dan la vida por la voluntad Divina-.

Tifón exhala un poco de su cosmos. Mei es lanzado contra una pared por el cosmos del Dios liberado en todas las direcciones, llevando consigo sus escudos y toda la armadura. Los dos ojos de Tifón brillan más intensamente en la oscuridad, encarando a Mei.

-¿Aun estas soberbió diciendo que no eres una marioneta?-.

Mei ignoro la palabrería de Tifón, apoyándose en la pared, tratando de permanecer de pie.

-En la batalla que enfrentaste antes de venir aquí, fuiste derrotado, perdiste bastante sangre y saliste semimuerto. El que aun estés vivo, debe ser porque despertaste el principal cosmos, y eso es lo que te mantiene aun con vida-.

La Leyenda de las Facciones y del SantuarioOnde as histórias ganham vida. Descobre agora