Capitulo 44

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Las cosas nunca podían ser fáciles en la vida de un Santo, o Saintia en su caso, ¿verdad?

Mientras Shoko aun temblaba por el agudo dolor de la técnica de su enemiga, las secuaces de ella aprovecharon su momento de vulnerabilidad para golpearla entre todas. Curiosamente, el dolor de sus golpes ayudo a mitigar algo el dolor de la técnica, haciendo que pudiera incorporarse, esquivando el siguiente puño que iba a su cara, y comenzara a atacar.

Aunque la superaban en número, la habilidad de artista marcial de Shoko era bastante alta. No por nada en cuestión de combate físico, ella podía pelear incluso contra Santos de Oro como Seiya o Shiryu. Rápidamente, comenzó a golpear a sus enemigas y esquivar sus golpes o haciendo que se golpearan entre si al esquivar sus puños y patadas.

Lothis de Lamia veía como sus subordinadas tenían problemas al luchar contra una simple mujerzuela de Plata de Athena. La pelirroja demostraba tener una gran habilidad como guerrera en el combate, y le sorprendía un poco ver que se recupero rápidamente del dolor de su técnica. Luego se encargaría de sus débiles subordinadas, ahora mataría a la pelirroja.

-¡Apártense!- Las mujeres Berserkers se alejaron de un brinco al escuchar el grito de su líder. Cuando Shoko se dio cuenta, Lothis ya estaba frente suyo con una esfera de Cosmos en la mano.

La Sub-Comandante de la Llama lanzo un puñetazo con la esfera de Cosmos. Shoko tuvo un segundo de hacerse a un lado, evitando un rayo de Cosmos de la esfera que, aunque evadió en su mayoría, le rozo el costado izquierdo de su cuerpo que no estaba protegido por la armadura, sacándole un siseo de dolor y dejando esa zona de su piel roja de dolor.

-También es rápida. No hay duda. Su poder es cercano al de un Caballero Dorado- pensó Shoko hincada, llevándose una mano a la zona de su herida reciente, usando un poco de su Cosmos para al menos, mitigar el dolor.

-¡Aguijón Sangriento!- De la punta de las colas de la armadura de Lothis, se dispararon pequeños rayos rojizos.

Shoko vio venir los ataques, pero por la herida, no podría moverse lo suficientemente bien para esquivarlas. Esa reflexión duro un segundos, y cuando los rayos iban a tocarla, una gran esfera rojiza se interpuso, desvaneciendo los rayos antes que tocaran a la Saintia.

-¡¿Qué?!- Lothis se vio sorprendida por esa interferencia. Sintió un gran poder mágico venir del interior de la casa, y tuvo solo un segundo para dar un vistazo a la mansión antes de que tuviera que rodar para esquivar por instinto una esfera rojiza que iba en su dirección, y en su lugar, golpeo a una de sus subordinadas.

La desdichosa subordinada grito de terror al ver su cuerpo hacerse polvo mágico. Primero sus extremidades una por una, hasta que su cuerpo y cabeza se desvanecieron, no dejando ni rastro.

Todas las mujeres giraron sus cabezas a la puerta de la mansión Gremory, donde una Venelana con una energía mágica de tono negro y purpuras rodeando su cuerpo caminaba hasta posarse detrás de Shoko. Tenía el brazo extendido, indicando que fue ella la que lanzo aquel ataque.

-¿Venelana-san? ¿Qué hace aquí? ¡Le dije a usted y a Rias que salieran de la mansión!- Grito Shoko. No quería ofender a la mujer mayor, pero estos eran enemigos que estaban fuera del alcance de poder de los Demonios.

Venelana miro a Shoko y le sonrió cálidamente. -Si la escuche, y ya le ordene a Grayfia sacar a Rias y a Milicas de la mansión y protegerlos, aunque esa niña se hizo la difícil. Su orgullo a veces saca lo peor de ella y se la tuvo que llevar arrastras por su Torre, a diferencia de mi lindo y obediente nieto que sabe escuchar a los adultos-.

-¿Y porque sigue aquí?-.

-Soy la señora de esta mansión. Sería una descortesía no atender a estos indeseados invitados como corresponde-.

La Leyenda de las Facciones y del SantuarioWhere stories live. Discover now