Capitulo 37

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-Así que este es el Inframundo, o Infierno, ¿eh...?- Mei observo el gran arco que era la puerta y vio el paisaje adelante: rocoso, sin vida y muy desalentador. -Es tal y como lo imagine-.

-Estamos demasiado lejos aun- hizo notar Ikki a sus hermanos. -No perdamos tiempo y comencemos a avanzar-.

Los otros tres asintieron y todos comenzaron a correr, cruzando la entrada al Inframundo. No paso mucho para que vieran las turbias aguas del Rio Aqueronte, aunque si les sorprendió ver al Espectro Caronte, esperándoles con una sonrisa sardónica en su vieja barca, que era iluminada por un par de lámparas de cera.

Eso les dejo claro una cosa: Perséfone los había estado esperando.

-Bienvenido sean al Infierno, Santos de Athena- el Espectro los saludo con la mano y bajo de un salto. -Normalmente transporto a Santos muertos, aunque últimamente a los vivos les gusta mucho pasear por acá- Caronte vio a Shun y Hyoga. -¡Oh! Pero si los conozco a ustedes dos, han crecido mucho desde la última vez, y veo que están con unos nuevos amigos. Me alegro, el castaño ruidoso nunca me cayo bien-.

-¿Conocido suyo?- Les pregunto Mei a los dos señalados.

-Caronte es el Espectro que custodia el Rio Aqueronte. Solo él puede llevarnos al otro lado. Si intentamos cruzar nosotros, nos perderíamos para siempre- explico Hyoga.

Caronte asintió efusivamente. -Si, si; pero espero que recuerden que mis servicios siempre tienen un costo, y a los Santos vivos se les cobra extra. Y antes de que me amenacen, como su amigo les explico, solo yo puedo llevarlos al otro lado, así que saltémonos esa parte-.

-No vamos a negociar con el enemigo- rechazo tajantemente Ikki, pero Shun le puso una mano en el hombro y paso por su lado.

-¿Esto será suficiente?- Shun, que había traído una pequeña bolsa atada a la cintura, se la mostró a Caronte. En la bolsa habían muchas monedas griegas de oro.

El Espectro se le cayo la mandibula de la sorpresa y todos podrían jurar que debajo del casco, sus ojos cambiaron al signo del dólar.

-¡Esto si es un pago!- Caronte tomo la bolsa y vio las monedas. -Como se esperaba de quien fue elegido como huésped del señor Hades, sabes complacer a un Espectro. ¡Muy bien! Los llevaré al otro lado-.

-¿De donde sacaste esas monedas?- Pregunto Hyoga con la ceja levantada.

-Estaba seguro que Caronte sería uno de los Espectros que resucitaron, así que le pedí al Patriarca un poco del dinero del Santuario antes de partir. Sabes que prefiero evitar la batalla cuando es posible, aun si es contra un Espectro- respondió Shun.

Ikki suspiro, fastidiado. -Tú nunca cambias, hermano...-.

-Tomaré eso como un halago-.

-Solo apurémonos-.

Los cuatro Caballeros de Oro se subieron a la barca de Caronte y el Espectro comenzó a remar.

-El viaje tomará algunas horas, así que pónganse cómodos y disfruten del paisaje, Santos- aviso el Espectro.

Este sería el viaje más largo de sus vidas, al menos para Ikki.
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(En el Santuario)

-¡No puedo creer que lo hayan enviado!-.

-No necesitas gritar, estamos a tu lado, Erda-.

La actual Saintia de Centauro le envío una mirada molesta a June, que solo la ignoro, mientras Xaoling miraba a su compañera con una sonrisa nerviosa.

Las mujeres estaban en la cabaña de June. Hace poco menos de una hora, a todos en el Santuario se les fue informado de la misión de los cuatro Caballeros Dorados en el Inframundo. Normalmente no se les informa al resto del Santuario las misiones de rango dorado, pero se tenía que explicar la falta de cuatro de sus mejores guerreros, y también para poner en alerta a todo el Santuario para prepararse, ya que a falta de sus mejores guerreros, el resto de soldados y Caballeros debían estar más listos que nunca.

La Leyenda de las Facciones y del SantuarioOnde as histórias ganham vida. Descobre agora