Capitulo 23

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Viernes. Era muy temprano en la mañana que el sol todavía no salía en Japón, pero Kiki ya estaba despertándose. Haber entrenado desde pequeño a horas tan tempranas en el Tíbet y cumplir sus obligaciones desde temprano como Santo han hecho que su reloj cronológico se despertará más temprano de lo que un joven común, ya que usualmente las labores en el Santuario comienzan temprano y el sol sale antes que aquí.

Kiki abría con pereza sus ojos, fijando su vista en el techo de su habitación, la última semana ha disfrutado dormir más de lo que esta acostumbrado por la misión, así que se volvió un poquito perezoso en las mañanas, pero no al punto de no querer despegarse de las sabanas.

Iba a estirar los brazos para comenzar su día... pero a medida que sus sentidos se activaban... sintió un extraño peso encima de su cuerpo.

Sintió algo moverse debajo de las sabanas encima suyo, y al darse cuenta, vio emerger de las sabanas a Akeno... con el cabello suelto y completamente desnuda.

-¡¿Akeno?!- La joven puso un dedo en sus labios y le sonrió coquetamente.

-Si que eres madrugador, aunque tu cara al dormir es realmente linda- la voz de la Vice Presidenta del ORC sonó sensual y divertida. -Ufufu... me apretaste mucho al dormir, tus brazos son muy fuertes...-.

-¿Cómo entraste a mi habitación? No, la pregunta correcta sería, ¡¿qué haces en mi habitación?!- Pregunto nervioso el castaño, haciendo todo lo posible para no ver los grandes pechos de la pelinegra que se balanceaban con cada pequeño movimiento de su cuerpo.

-Es que como te irás el Domingo, quería estar todo el tiempo que pueda contigo, ya que si te vas, me sentiré sola- respondió la pelinegra con un tono de fingido dolor, pero sin perder el toque sensual.

-¿Y-Y porque estas desnuda?-.

-Me es incomodo dormir con ropa, mi cuerpo necesita más libertad-.

Con esas dos grandes razones, era entendible esa respuesta.

-Kiki... dime... ¿me veo linda con el pelo suelto?- Pregunto Akeno de repente, el Ariano asintió varias veces como un idiota. -Ufufu... eso me alegra, entonces usaré este estilo más seguido-.

-¿Po-Podrías irte de mi habitación por favor? No quiero sonar maleducado, pero si alguien entra a la habitación y nos ve así...-.

-¿Pero no es emocionante?- Akeno tocaba el pecho de Kiki con sus manos, a pesar de estar actuando tan coquetamente, en el fondo estaba muy nerviosa y tímida, el hecho de estar cerca del hombre que le robo su corazón la ponía así, cosa que ocultaba bien con su carácter sensual. -Te veías muy salvaje aquella vez con Xenovia... si quieres... yo te puedo ayudar a liberar esa tensión...-.

Kiki no creía poder olvidar ese día, el día de la piscina en que casi se deja llevar por sus instintos y toma a Xenovia. Ahora que lo piensa, los coqueteos de Akeno se volvieron un poco más agresivos desde aquel día.

Akeno acerco su rostro al suyo, haciendo que sus labios estuvieran muy cerca y sus pechos se presionara con su buen trabajado pecho por los entrenamientos... los ojos de Akeno brillaban con anhelo y deseo, y aunque Kiki sabía que tenían que separarse... algo dentro de él le impedía hacerlo.

[TOC TOC]

-¿Estas despierto, Kiki?- Pregunto Shoko del otro lado de la puerta. Ella ya estaba despierta y vestida.

La voz de la Saintia de Águila rompió el ambiente algo caliente que se estaba formando e hizo entrar en pánico al castaño, quien tiro a Akeno a un lado de su cama y la tapo completo con las sabanas, para levantarse y abrir la puerta lo más rápido posible.

La Leyenda de las Facciones y del SantuarioWhere stories live. Discover now