Mary

57 3 0
                                    

Saku:

El imponente aroma a cerezas invadía mis fosas nasales al encontrarme entre estas cuatro paredes; es un olor relajante, me llena los pulmones de serenidad, aquella que he estado buscando durante diecinueve malditos años, me hace sentir... Parte de este lugar.

-No te preocupes, yo jamás te haría daño como los demás... -Me decía Mary con una voz dulce y calmada mientras acariciaba mi cabello de arriba hacia abajo, manteniendo mi rostro recargado en su abdomen. -Te mantendré a salvo, lo haré mejor que cualquier persona. -Su voz era como un sedante por el cual yo sólo me dejaba llevar, ya me encontraba entrecerrando los ojos hasta que sentí cómo levantaba mi muñeca y la dirigía lentamente a su boca para lamer la sangre que emanaba de mis heridas.

Con ella no había dolor en ningún momento, no sentía miedo o necesidad alguna de ocultar lo que soy; no soy un monstruo...

-Eres mío, no dejaré que nadie más te toque... ¿Me prometes que te quedarás conmigo? -Dice con una cálida voz, mientras una vez más, pasa su lengua por mis heridas.

-Te lo prometo... -Susurré de manera automática, dejándome llevar por los latidos de su corazón, logrando que caiga en un profundo sueño.

~

La noche finalmente se hacía presente, dejando en completo silencio y calma el exterior, causando que dentro de estas cuatro paredes en la habitación de Mary todo se vuelva pacífico.

Una suave brisa entra por la ventana mientras coloco vendas en toda mi muñeca, que ha estado picando durante todo el día, y por ende, rasqué hasta sangrar nuevamente. El viento desordenó mi cabello, cubriendo mi vista por unos segundos hasta que lo retiré tras terminar con las vendas. Todo está extremadamente tranquilo, tanto que creería que estoy en otro lugar que me genera ansiedad por sentir que no pertenezco.

Sacudí la cabeza para eliminar ese pensamiento y de inmediato me dirigí a la puerta; apenas toqué la perilla, una voz me detuvo.

-¿A dónde vas? -Dijo Mary con sutileza mientras cerraba el libro que se encontraba leyendo, para enfocar su afilada vista sobre mi.

-Necesito dejar el recipiente de mi medicina. -Levanté mi mano con el objeto mencionado, ella de inmediato cambió su expresión a una agradable sonrisa, dejándome marcharme tranquilamente.

En silencio, con pasos fríos y rostro imperturbable comencé a caminar hacia mi antiguo dormitorio, intentando no molestar más mi muñecas, pero fue en vano, nuevamente la sangre ya había comenzado a verse en la tela de las vendas.

No podía hacer nada más así que continué hasta llegar a la puerta, todo está sospechosamente silencioso, hasta que al abrir, veo cómo todos se encuentran sentados, en calma y con sus miradas sobre mí al instante en que puse un pie dentro de esa habitación. Confundido ingresé rápido para dejar el objeto de entre mi mano, y casi en un acto de reflejo moví la otra mano hacia el picaporte, pero no lo suficientemente rápido, pues Zero me detuvo, yo le vi con enojo pero no se inmutó.

-No te vayas. -Llamó mi atención Ritsu. -O me comeré tu muñeca. -Amenazó viendo mis vendas, las cuales intenté ocultar con mi mano.

-Si vamos a discutir, yo paso. -Retrocedí hasta que mi espalda tocó la pared.

-Te prometo que no. -Habló el pelirrojo.

-No te irás de aquí hasta que nos cuentes sobre ti... A cambio sabrás todo de cada uno de nosotros. -Dijo Zero, sin soltar la puerta y con el ceño fruncido, mantuve su mirada sin dejar intimidarme, pues la situación comenzaba a desesperarme, no tengo porqué escuchar cosas que no me interesan, y mucho menos de ellos.

ゴシップ (Gossip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora