ゴシップ (Gossip)

Kimi ga Anoyo ni

Ritsu:

Sólo podía escuchar el sonido de la grava contra los neumáticos del vehículo, todo lo demás permanecía en silencio absoluto, ninguno de los que estábamos dentro, se atrevía a alzar la vista. Saku estaba completamente perdido en sus pensamientos, con Akane a su lado, quien se encontraba viendo hacia la nada, jugando con su cabello de forma nerviosa; el pelirrojo recargando los codos sobre sus piernas, ocultando su rostro con sus manos, con Zero a su derecha, él sólo mantenía la vista en el piso, con el entrecejo fruncido; y luego me encontraba yo, solo y analizando los movimientos de cada uno de ellos. Es evidente que Satsuki no quiere estar cerca de Saku, así como Akane de Zero.

Sabía que todo el trayecto iba a ser así, entonces decidí comenzar explicando el plan.

-Entraremos por el almacén. -Inmediatamente llamé la atención de todos. -Es más fácil si voy solo yo primero, conozco las instalaciones a la perfección, intentaré atraer a la víctima, así nos podremos encargar de él en silencio. -Explico, mientras Saku se cruza de brazos y me ve con atención.

-Si hacemos sólo eso, ¿crees que terminaremos pronto? -Pregunta Akane con cierta preocupación en su rostro, quizá está cansado y quiere irse pronto.

-Incluso si terminamos pronto, deberíamos de tomarnos un tiempo extra para investigar y recopilar información, si es que la hay, no debemos apresurarnos a asesinar por instinto. -Mencionó Saku, firme.

-¿Y si no hay información?, no desperdiciemos la noche haciendo eso... Es muy probable que no podamos regresar al reformatorio antes del amanecer, así que tendremos que idear cómo regresar. -Replicó Zero, con un tono serio.

-Podemos hacer ambas cosas... Ustedes buscan mientras me voy... Lo demás lo resolveremos cuando sea el momento. -Me adelanté a hablar antes de que pudieran comenzar una discusión, sólo así pudieron calmarse.

No dijeron nada, nuevamente quedó todo en completo silencio, a excepción del sonido del vehículo en movimiento. Volvieron a sus posiciones principales, intentando evadir cualquier contacto visual, creando inevitablemente una incomodidad perceptible en el ambiente.

Pasaron unos pocos minutos más hasta que el vehículo se detuvo lentamente; todos levantaron la vista para prestar atención a la situación; de la nada se abre la puerta, mostrando a Yoka, quien nos veía con seriedad, haciendo una seña para que salgamos inmediatamente. Así que lo obedecimos lo más rápido posible.

-Es aquí el lugar que me indicaron. -Hablaba con los brazos cruzados, y moviendo levemente la cabeza, apuntó directamente al hospital.

Nos encontrábamos a unos metros de éste, bastante cerca de la puerta trasera en completa oscuridad de la noche, todo estaba tan calmado que parecía un lugar abandonado, de no ser por las luces del edificio que indicaba estar habitado y en completa funcionalidad.

-Es todo lo que puedo hacer por ustedes. -Dijo Yoka tras un suspiro y relajar sus brazos. -Tendrán que regresar solos, así que tengan cuidado... Confío en que lo harán bien, pero si deciden realizar esto muy seguido, sean precavidos... -Terminó, y retrocedió unos pasos de vuelta hasta el vehículo; no dijo nada más, y con una mirada nostálgica nos vio, despidiéndose mientras agitaba su mano y se desvanecía en el interior del transporte.

Una vez que el vehículo comenzó a avanzar para retirarse, todos volteamos a ver por completo el edificio.

Suspiré y de inmediato comencé a caminar hacia la puerta, haciendo el menor ruido posible, los demás me siguieron detrás.

Con cautela llegamos hasta la gran puerta del almacén, y tras abrirla uno por uno ingresa hasta que todos estamos dentro. El lugar es tal cual lo recuerdo, aburrido, con aroma a antiséptico y poco iluminado, quizá con telarañas en las esquinas más difíciles de alcanzar. Con mirada curiosa todos comenzaron a observar los miles de objetos que habían en este lugar, forzando un poco la vista tratando de reconocer todo hasta en los lugares donde la luz no alcanza del todo, mientras que ellos se encontraban observando todo a detalle, yo me limité a colocarme un uniforme rápido, intentando ocultar la mayor parte de mi para que nadie me reconozca.