Sepia

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El viento se deslizaba sobre mi rostro y entre los mechones de mi rubio cabello que acomodé con sutileza.

Estuve tanto tiempo en la oscuridad que había olvidado lo azul que era el cielo, al igual que el movimiento del mar, aunque lo esté observando sólo a la distancia, me transmite una paz que nunca antes había podido apreciar.

Suspiré relajando mi cuerpo, caería dormido si no fuera porque me encuentro de pie y con mi cabeza sobre mi mano, recargando mi brazo en una valla pequeña que resguardaba la zona.

Escucho pasos a la izquierda, pero no dejo que la persona que se acercó perturbe mi tranquilidad, así que sigo enfocándome en el vuelo de las aves a la distancia, tan libres como me siento ahora.

-¿Saku?... -Escucho mi nombre ser llamado por una voz suave y femenina, con sorpresa levanto mi vista y enderezo mi postura al darme cuenta de quién se trata.

La observo con asombro como si se tratara de un fantasma, y no es hasta segundos después que mi lengua reacciona y que puedo hablar. -Miyuki...

Sonrió al escuchar su nombre ser pronunciado por el sonido de mi voz, en un acto de reflejo yo también me emocioné con inocencia.

Sentía que estaba soñando, que por alguna razón mágica caí dormido al suelo y ahora me encontraba teniendo un sueño que me engaña haciéndome creer que se encuentra frente a mi; pero al parecer es completamente real, porque puedo ver cada detalle de ella.

Portando un vestido de un color rosa pálido, lo suficiente como para parecer blanco, el cual se movía de forma suave al ritmo del viento, al igual que su cabello que ahora se encuentra de su color natural, tan largo como siempre contó que le gustaría tenerlo, y en su rostro, un color carmín oscuro adornaba sus labios los cuáles aún mantenían una sonrisa para mí; estoy seguro que lleva maquillaje, pero es tan ligero que da la apariencia de no tener nada puesto, aunque a decir verdad Miyuki jamás necesito ponerse algo en el rostro para verse bien. Me quedo perdido en el movimiento nervioso de sus manos estrujando la cinta que cuelga de su hombro derecho, la cual sostiene un pequeño bolso negro, y no es hasta que veo que comienza hablar que me hace despertar de mis pensamientos.

-Hace tanto tiempo que no te veía... -Dijo con asombro y emoción, mientras se acercaba sutilmente hacía mi.

-Sí, no nos veíamos desde aquella ocasión... -Hablé con cierta melancolía al recordar que la última vez que nos vimos fue aquella en la que decidí verla por su cumpleaños, pero ella con desprecio rechazó mi presencia.

Su expresión cambió a una con arrepentimiento. -De verdad lo siento, todos estábamos asustados en ese entonces... Lamento haberme comportado así esa vez... Ví cómo se resolvió todo en el juicio. -Apretó los labios con culpa.

-El sol está un poco intenso... Podemos caminar si tú quieres, no sería nada agradable que te afecte tanto calor. -Sugerí, comenzando a caminar hacia un lugar techado para poder seguir hablando.

Miyuki asintió sin dudarlo y de inmediato comenzó a caminar al lado mío. Todo a un paso lento y calmado, dejando que la brisa despeine nuestros cabellos y mueva con suavidad el fino vestido de Miyuki, mientras sus pasos resonaban, producto de sus zapatos altos.

-La última vez que dimos un paseo juntos... Fue completamente diferente. -Se rió un poco para sus adentros, pues tiene razón.

Aquella última vez que estuvimos tan cerca fue cuando ella había accedido a salir conmigo; ese día fue uno de los mejores que pude haber tenido antes de caer en este espiral de sufrimiento puro.

Y justo ahora, nos encontramos caminando por las mismas calles en las que estuvimos esa vez. Ahora avanzamos con pasos lentos, e incluso se encuentra el mismo local donde compramos comida con tanta ilusión, es como si pudiera ver con mis propios ojos a aquellos adolescentes que con tanta inocencia sólo disfrutaban de un agradable momento juntos. Puedo revivir la sonrisa tan única de Miyuki que vi en esa ocasión, una que pocas veces he presenciado, pues demuestra su completa felicidad y comodidad.

ゴシップ (Gossip)Where stories live. Discover now