Akai Heya

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Satsuki:

Me incomodaba la poca luz que proporcionaba el pequeño foco del sótano, pero desafortunadamente no podía hacer nada.

Saku levantaba el cuerpo de una de las muñecas, se encontraba ya tieso y en estado de comenzar a descomponerse, no recibió luz o calor alguno durante los últimos días por lo que su proceso es evidentemente lento. Aquella persona de cabello color azabache me resultaba familiar, es como si tuviera esa sensación de que quieres decir una palabra perfecta, la tienes en la punta de la lengua pero no sale.

Sus rasgos finos hacen ruido en mis memorias, en lo más profundo de mis bloqueados recuerdos.

La sensación es incómoda pero me limito a recoger la identificación que se ubicaba debajo de él; llena de sangre seca apenas pueden verse los datos, seguramente con un poco de agua pueda volverse a leer todo. Su credencial de estudiante luce elegante con la fotografía de su rostro bien arreglado en conjunto con su cabello, una expresión seria pero con alegría en sus ojos. Entonces leer su nombre me deja helado.

"Isao Cato"

Con miedo volteo a ver su rostro una vez más, colgando frágilmente de su cuello herido. Los rasgos concuerdan con lo que yo recuerdo era el pequeño niño Isao, mi mejor amigo de la infancia. La credencial cae de mis manos, una sensación de miedo a morir me invade, siento que las paredes se cierran y me estrujan el estómago.

-¡Isao! -Grito esperando que con eso mágicamente deje de estar muerto.

Tengo ganas de vomitar lo poco o mucho que comí en el reformatorio, siento un vacío en el estómago pero mareo en la cabeza con un deseo de devolver todo lo que está dentro de mi. Cubro mi boca pues el hedor a sangre se ha intensificado de la nada, Saku preocupado deja caer el cuerpo cual animal muerto, provocando que su cabeza resuene contra el concreto, es en ese instante en que me desconecto de la realidad.

Es como si de repente me hubiera quedado completamente solo en la habitación, junto con el cadáver del que solía ser mi amigo, rodeado de sangre seca y sus pertenencias regadas. El aire comienza a escasear, lo siento en mis pulmones y cada que trago saliva me arde la garganta. Mis ojos comienzan a ponerse cada vez más cristalinos, nublándome un poco la vista.

Satsuki.

Siento que me habla el cuerpo inerte, así que comienzo a retroceder a pasos lentos.

Satsuki, te extraño.

Escucho que me habla con melancolía, con la voz rota.

Años sin verte, ¿has superado lo de tu madre?

Empiezo a pensar que solo quiere jugar con mi mente, y desafortunadamente lo está logrando, esa pregunta dolió como nunca antes.

Tu cabello sigue tan rojo brillante como siempre, era lo que más me gustaba de ti.

Mi cuerpo se tensa ante estas palabras, cubro mi rostro por completo y comienzo a sollozar con el alma rota.

Estás tan grande... Me cambiaste por Saku, ¿cierto?

Siento su voz más cerca de mi, siento su respiración sobre mi cabeza, no quiero abrir los ojos o descubrirme el rostro.

Morí por tu culpa.

-Por favor, dime que esto es una pesadilla. -Mi voz está completamente quebrada, todo el cuerpo me tiembla, quisiera salir corriendo pero no me atrevo a levantarme de la esquina en la que estoy aprisionado.

No lo es, estoy frente a ti. Mi cuerpo inanimado frente a tus bellos ojos.

Una arcada viene a mi, siento cómo estoy comenzando a salivar más, el olor a muerto está más cerca de mi nariz, invade mi rostro.

ゴシップ (Gossip)Where stories live. Discover now