1. La bienvenida

116K 5.1K 296
                                    

La luz hacía intentos formidables por colarse a la habitación, pero las largas cortinas estaban diseñadas para ser el escudo envolvente de ese lugar al que a Byron le gustaba llamar celda. Ese había sido su nombre desde que había llegado a la residencia, a pesar de tener toda una planta para él solo, y ser el equivalente de uno de los mejores departamentos de la ciudad, el simple hecho de estar dentro de la universidad lo volvía loco.

Se removió en la cama prácticamente por costumbre, detestaba la mala manía de moverse de un lado a otro mientras dormía, era uno de los tantos motivos por los que él mismo se prohibía dormir con alguien más. Hasta que la alarma sonó por fin, estridente y molesta, él solo tuvo que estirar el brazo para hacerla callar, pero sabía que inclusive si desaparecía todo el ruido del mundo, ahora no podría volver a dormirse. Menos con todo el trabajo que tendría hoy.

Con la oscuridad reinando en su habitación, se incorporó mientras tanteaba la mesa de noche hasta dar con uno de los tantos controles y con solo presionar un botón, las cortinas emitieron el débil sonido del mecanismo que comenzaba a abrirlas lentamente. Se estiró mientras buscaba el calendario con la mirada, el día de hoy estaba marcado en rojo, y se preguntó si eso no sería mal augurio, aunque cada año era lo mismo, pues no importaba cuanto intentase cambiar esa fecha, el final era el de siempre.

La única novedad ese día era el sobre que había traído él mismo a su dormitorio, lo miró descansando en el suelo al pie de la cama y lo levantó. Grueso, perfectamente sellado, las iniciales "HR" adornando justo el centro con un brillo excesivamente elegante.

—Es peor que la monarquía... —se recordó, comparando al director con la reina de Averville al ver el estilo que tenía la carta.

Sus ojos ardieron y sus pupilas se quejaron cuando la intensidad de la luz cambió drásticamente, además de ser atacado por una ligera punzada de dolor en las sienes por haber bebido la noche anterior. Sin embargo, se encontraba en perfecto estado, se sentía tan descansado que podría recitar el reglamento de la universidad al derecho y al revés. Pero eso era algo que incluso con varios tragos encima podría hacer.

Rasgó el sobre sin cuidado alguno, pasando por documentos oficiales con marcas de agua y escudos de autenticidad, y tirando a un lado lo que ya sabía que era el código del instituto. Revisó su nuevo contrato y leyó por encima los cambios que le habían hecho a su asignatura, esta vez habían variado ligeramente el programa.

Pero justo al final, había una hoja común y corriente, escrita a mano y con tinta importada, Byron sonrió de solo pensar que aquel viejo aún era fanático de los bolígrafos coleccionables, era así desde que él era un estudiante. Leyó despacio cada una de las palabras, disfrutaba de ver cómo los trazos pasaban de ser fuertes y firmes, a temblorosos y menos marcados, expresando el nerviosismo del hombre.

Profesor M. Byron:

Se le han concedido todos los derechos exclusivos del salón privado de la biblioteca, ubicada en el edificio "A" del ala este, así como el contrato por jefe de dormitorios del mismo, adjunto ambos documentos como indica el procedimiento oficial.

Como director, le pido que sea cuidadoso y cualquier complicación sea notificada a tiempo. Si ocurre algo que sea motivo de reporte, hágalo directamente en mi oficina.

Como amigo Byron, te exijo que dejes de ser tan despreocupado. Espero no tener la necesidad de recordarte que solo tienes permitido impartir lecciones nocturnas a tus estudiantes. Advierte lo mismo al profesor Wild, no quiero escuchar que algún otro profesor intenta imitarlos por haberlos descubierto.

Y deja de meterte en problemas con los otros profesores, ya hablamos de eso, me niego a firmar más papeleo por cartas de despido.

Espero que este año sea un nuevo comienzo Byron, bienvenido como profesor del A-69.

M. Byron [The Teacher] - ¡Disponible en físico!Where stories live. Discover now